En el último tramo de la campaña hacia las elecciones primarias (PASO) en Argentina, el candidato Sergio Massa se embarca en un audaz experimento: intentar aglutinar al peronismo histórico, dejando de lado, al menos temporalmente, al kirchnerismo que lo nominó como candidato después de que la postulación de Eduardo De Pedro fracasara.
Sin embargo, esta tarea no es sencilla, y Massa enfrenta diversos desafíos que ponen en duda la efectividad de su estrategia. Durante una visita a San Juan, donde Juntos por el Cambio sorprendió y venció al peronismo en las elecciones de julio, Massa pronunció una frase fatídica: “Voy a ser el presidente que derrote a la inflación”. Esta declaración resultó cuestionable, ya que en su rol como ministro de Economía, lleva un año batiendo récords en el aumento del costo de vida.
En otra reciente visita a Mendoza, Massa optó por una postura más prudente, apuntando a los perjuicios de la herencia del gobierno anterior y el impacto de la sequía. Sin embargo, el contexto político no favorece al peronismo, y su fuerza quedó en tercer lugar en las PASO de junio, además de obtener un cuarto puesto en la cantidad individual de votos. El senador radical Adolfo Cornejo, ahora precandidato a vicepresidente de Patricia Bullrich, obtuvo un 26,7%, mientras que el peronista más votado, Omar Parisi, alcanzó solo el 6,8%.
Las excursiones de Massa también incluyeron una visita a San Luis, donde la caída del gobernador Alberto Rodríguez Saá a manos de Claudio Poggi, un conocido de Massa, tuvo lugar. En un contexto de retroceso peronista, Poggi liderará un frente que reúne a radicales y macristas, resultando en una situación política inédita en la provincia.
A medida que Massa busca consolidar el apoyo del peronismo, enfrenta conflictos internos y críticas de figuras como Juan Grabois, quien lo cuestiona por su acuerdo con el FMI. Además, la economía presenta desafíos, ya que la inflación sigue siendo alta y el dólar registra nuevos aumentos.
Los desafíos económicos y políticos se combinan para complicar las excursiones de Massa por diferentes provincias, y su estrategia enfrenta pruebas en lugares como La Matanza, donde disputas internas entre facciones kirchneristas afectan su campaña.
Aunque Massa busca el apoyo de distintos sectores, incluyendo a Amado Boudou, la competencia interna y las críticas de figuras como Grabois generan incertidumbre sobre su capacidad para consolidar el apoyo peronista necesario para enfrentar las elecciones presidenciales.
En un contexto de retroceso peronista y desafíos económicos, la campaña de Massa se encuentra en una etapa crítica. Con la fecha de las PASO acercándose, los próximos movimientos del candidato serán clave para determinar su posición y apoyo dentro del peronismo de cara a las elecciones presidenciales.