El escenario político en Argentina sigue siendo motivo de controversia y polarización. En la apertura de la legislatura, Rodríguez Larreta, con una resolución insinuó su programa electoral para acceder a la presidencia, mientras que Alberto Fernández comenzó moderado pero terminó de manera eufórica, provocando a los miembros de la corte en un intento de gratularse con la vicepresidenta.
Por otro lado, Massa observaba desde uno de los balcones sin sentirse parte de la puesta en escena, aunque es el responsable de la curva descendiente de la economía argentina. Mientras tanto, Macri se tomó una foto con Messi y Martínez, lo que provocó una gran reacción en el gobierno. Patricia Bullrich, por su parte, está presionando al extremo a Juntos por el Cambio, tratando de condicionar el discurso de Larreta y contrarrestar la creciente popularidad de Miles en las encuestas.
Macri, por su parte, mira y mueve fichas, sabiendo que su alianza va a ganar pero temiendo no ser contundentes en la provincia. El país se encuentra en una situación difícil y veremos pasar la gran comparsa y daremos nuestro voto de confianza a quienes mejor acompañen el ritmo, las mejores figuras y los espeluznantes disfraces. Es necesario tener en cuenta que, independientemente de los intereses políticos y personales, los intereses de la gente parecen circular por otros carriles, ajustar ambos intereses en el desafió que se avecina.
Los muchachos de La Campora, algunos piqueteros, D´elia y Moyano están juntando piedras, ya lo anunciaron, no perderán sus privilegios, aunque ellos los llamen derechos, el manejo de las cajas: Obras Sociales, Planes Sociales, Cargos Públicos, manejo in discrecional de los recursos del estado, viajes y prebendas. Todo un enramado de intereses y privilegio que no dejaran se les arrebate tan fácilmente del seno de sus cómodas vidas.