Santoro cómodo, Lospennato cercada y Adorni en modo Milei: claves del debate con 17 candidatos por la Ciudad

En un escenario inédito para la política porteña, 17 candidatos a legisladores debatieron durante casi dos horas en un duelo televisado organizado por el Instituto de Gestión Electoral (IGE) y transmitido por el Canal de la Ciudad. El encuentro fue tan extenso como atomizado, y evidenció tanto las fracturas dentro de los espacios tradicionales como la tensión entre oficialismo y oposición en un territorio históricamente hostil al peronismo.

La gran novedad fue la posición expectante de Leandro Santoro (Es Ahora Buenos Aires), que llega como favorito en las encuestas pese a representar una fuerza ligada al kirchnerismo. Desde el arranque, Santoro evitó confrontar con los votantes de Javier Milei o del PRO. Su estrategia fue clara: hablarle a los propios y evitar las referencias incómodas al Frente de Todos, el gobierno de Alberto Fernández o la herencia económica que dejó. En un tablero fragmentado, su principal ventaja fue no tener rivales cohesionados que le disputaran el mismo electorado.

Por el lado del PRO, Silvia Lospennato se mostró sólida pero limitada. Una de las legisladoras con mayor trayectoria en el Congreso tuvo que lidiar con un doble obstáculo: el sorteo que la ubicó en una posición incómoda en la dinámica del debate y el peso de ser oficialismo en una Ciudad donde ese rótulo suele jugar a favor, pero que esta vez la expuso como blanco de críticas múltiples. Lospennato intentó sostener la identidad macrista en un contexto en el que el propio PRO aparece dividido, con la irrupción de Horacio Rodríguez Larreta encabezando su propio armado (“Volvamos Buenos Aires”).

Manuel Adorni, en representación de La Libertad Avanza, jugó al estilo de Javier Milei: desafiante, directo, disruptivo. Con apoyo explícito del presidente, buscó capitalizar el voto desencantado con la “casta” y apeló a un mensaje duro contra el sistema político, aunque sin lograr imponer una idea central que lo diferenciara nítidamente del resto. Aun así, su performance mantuvo viva la expectativa de una elección competitiva para su espacio.

Entre los nombres que sorprendieron estuvo Paula Oliveto (Coalición Cívica), que logró destacarse con intervenciones agudas, bien construidas y emocionalmente conectadas con el electorado. Su tono fue menos confrontativo y más reflexivo, lo que le permitió esquivar el ruido del todos contra todos y dejar una impresión duradera en un público que probablemente no la tenía entre los protagonistas.

La fragmentación como obstáculo

El debate fue también un retrato de la dispersión política: exaliados enfrentados, estrategias que se superponen y discursos que, en lugar de construir bloques, se anulan entre sí. La multiplicidad de candidatos —muchos de ellos desconocidos para la mayoría del electorado— diluyó las posibilidades de un choque claro entre proyectos y convirtió el evento en una suerte de rompecabezas discursivo.

Lejos de aclarar el panorama, el debate reflejó una batalla entre individualidades, donde los discursos se cruzaron sin una lógica común más allá del intento de instalar una idea o un nombre. La decisión de Horacio Rodríguez Larreta de competir por fuera del PRO y la candidatura de Ramiro Marra por la UCeDé añaden complejidad a un escenario ya saturado.

¿Quién ganó el debate?

No hubo un claro vencedor, pero sí hubo candidatos que salieron mejor posicionados. Santoro jugó con inteligencia y sin sobresaltos, Lospennato resistió con oficio una embestida anunciada y Adorni sostuvo el tono que le marca Milei. Quienes más aprovecharon el formato fueron aquellos que, sin chances de imponerse en las urnas, supieron construir un momento de visibilidad.

El 18 de mayo será el turno de los votantes de definir si esta pelea abierta y dispersa se traduce en una renovación real del mapa político porteño o si, como tantas veces, el efecto del debate se diluye en la sobreoferta electoral.

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