A pesar de la marcada desaceleración de la inflación registrada en mayo —cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicó en el 1,5%— los salarios registrados continuaron sin mostrar señales de recuperación. La razón principal es la pauta salarial informal que el Gobierno nacional aplica para homologar paritarias, que se ubica justamente entre el 1% y el 1,5%. Según denuncian fuentes sindicales y empresarios, cuando los gremios acuerdan subas por encima de ese rango, la administración de Javier Milei se niega a convalidarlas.
Este techo informal tuvo efectos claros en los salarios privados. En marzo —mes de inflación acelerada— los ingresos reales cayeron un 2,6%, la baja más fuerte desde 2023, y retrocedieron a niveles previos a la devaluación de diciembre. Según el último informe de C-P Consultores, “en mayo el promedio de paritarias registró un estancamiento del poder adquisitivo, consolidando la contracción de marzo”.
Además, el informe detalla que aquellos gremios que lograron recomposiciones lo hicieron mediante sumas fijas no remunerativas, lo que limita el impacto estructural en los ingresos y genera recomposiciones puntuales sin efecto sostenido en el salario real.
Mientras tanto, los salarios del sector público también continúan deprimidos: en marzo la caída fue menor (0,4% real), pero se mantienen un 15% por debajo de los niveles de poder adquisitivo de fines de 2023.
El mercado laboral no repunta
A la par del estancamiento salarial, los indicadores de empleo tampoco muestran recuperación. Según los últimos datos disponibles, en marzo se registró una contracción interanual del 3,4% en el empleo formal, y el sector privado perdió alrededor de 7.000 puestos en un solo mes.
La industria fue uno de los sectores más afectados, con una pérdida de 4.000 empleos. Desde agosto del año pasado, el empleo registrado privado acumula una caída de 155.000 puestos, lo que pone en evidencia que el rebote de algunos indicadores macroeconómicos no se traduce en generación de trabajo de calidad.
La tasa de desocupación alcanzó el 7,9% en el primer trimestre de 2025, el nivel más alto desde el inicio de la gestión actual. A esto se suma un deterioro en la calidad del empleo: crecen las inscripciones como monotributistas y los trabajos no registrados, mientras caen los puestos asalariados formales.
Según C-P Consultores, la informalidad comienza a consolidarse como una característica estructural del modelo económico vigente.
Sin rebote en los ingresos
La tendencia a la baja en el poder adquisitivo y el deterioro del mercado laboral permiten anticipar, según el informe, un segundo semestre sin recuperación significativa en los ingresos de los hogares. Aunque la inflación continúa descendiendo, el enfriamiento salarial y la falta de creación de empleo formal configuran un panorama de estancamiento económico que golpea directamente a las condiciones de vida de la población.