La oposición a la invasión rusa de Ucrania se ha extendido a lo largo del mundo en la última semana.
Desde el 23 de febrero, cuando los tanques del Kremlin comenzaron a enfilar hacia el país vecino, numerosas naciones han impuesto sanciones económicas, ofrecido ayuda militar a Ucrania y condenado los ataques.
Pero el rechazo no ha sido solo internacional.
Videos y fotos en redes sociales han mostrado desde la pasada semana numerosos grupos de personas manifestándose en algunas de las principales ciudades de Rusia, incluidas Moscú y San Petersburgo.
Según datos de OVD-Info, un grupo de monitoreo de derechos humanos, más de 6.000 personas han sido arrestadas en Rusia por salir a protestar desde que comenzó la invasión el 24 de febrero.
Según explica Vitaliy Shevchenko, editor jefe del servicio ruso de BBC Monitoring, el sistema de monitoreo de medios de la BBC, las protestas en el país son totalmente inusuales y las personas que las practican se enfrentan a numerosos riesgos.
“La cifra de detenidos de la que se ha estado hablando es relevante, si tenemos en cuenta los riesgos a los que se están exponiendo todas estas personas que salen a protestar”, le dice Shevchenko a BBC Mundo.
De acuerdo con el equipo de la BBC en Rusia, en las calles de Moscú durante los últimos días han abundado los autos de policías y hay uniformados en la mayoría de las intersecciones principales.
Los equipos antidisturbios están desplegados y algunos lugares tradicionales para manifestaciones, como la Plaza Pushkin, o los accesos a la Plaza Roja, el corazón político de Rusia, están rodeados de barricadas de metal.
Según datos de Twitter, el hashtag #ЯпротивВойны (“estoy en contra de la guerra”) se ha mantenido como tendencia en el país durante los últimos días.
El miércoles, medios independientes rusos confirmaron que un grupo de menores fue detenido temporalmente por colocar flores en la embajada ucraniana en Moscú.
Además, grupos de monitoreo de internet reportaron que la velocidad de acceso a redes sociales fue ralentizada por los servidores estatales.
Varios medios independientes, entre ellos dos emisoras de radio, fueron cerradas el martes por informar sobre la invasión sin seguir los patrones informativos del Kremlin (la pasada semana, varios medios fueron advertidos que no podían usar palabras como “guerra”, “invasión” o “ataque” y que solo debían seguir como fuentes los informes desde las páginas del Kremlin).
“No podemos decir la verdad, pero no queremos mentir”, escribió la emisora Silver Rain en su página web luego de que se interrumpiera su programación habitual.
Las protestas
El miércoles, el líder opositor Alexei Navalny, quien fuera envenenado en agosto de 2020 con el agente nervioso novichok y que fue apresado al regresar a Moscú tras su recuperación, llamó a los rusos a salir a la calle “cada día” para protestar contra el ataque al país vecino.
“Insto a todos a salir a las calles y luchar por la paz”, dijo el hombre de 45 años en un comunicado publicado en Facebook.
“No nos convirtamos en una nación en el silencio del miedo, cobardes que pretenden ignorar la guerra de agresión desatada por nuestro zar, obviamente loco, contra Ucrania”, agregó.
Navalny no ha sido la única figura política que ha levantado su voz contra la invasión.
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En un hecho menos común, varios diputados de la Duma rusa (que votaron por el reconocimiento de Donetsk y Lugansk) también se manifestaron en contra de la guerra en un raro disenso entre aliados de Putin.
“Yo voté para que Rusia se volviera un escudo [de protección de Donetsk y Lugansk], no para que se bombardeara Kiev“, escribió el diputado comunista Mijaíl Matveyev.
La exdiputada Natalya Poklonskaya -ahora subdirectora de Rossotrudnichestvo, la Agencia Federal para los Asuntos de Colaboración- también se pronunció en contra de las hostilidades y describió la situación actual como una “pesadilla”.
“Por favor, detengan esta locura que incita al odio de uno hacia el otro. Duda de ti mismo y muestra compasión humana por un mundo que está en juego“, dijo.
Las autoridades de varias regiones de Moscú también protestaron en las últimas horas contra la guerra y contra las consecuencias que las sanciones que se le han impuesto a Rusia han comenzado a tener sobre los habitantes de la capital.
“Nuestra economía se está yendo al infierno”, escribió el consejo municipal del distrito moscovita de Jamovniki, quien calificó la guerra de “locura” y de “injustificada”.
Artistas y oligarcas
Varios reconocidos músicos rusos, desde estrellas del pop hasta la soprano Anna Netrebko, han cancelado sus presentaciones en el país y otros también en el extranjero (Netrebko dijo incluso que se retira “temporalmente”).
Los artistas de plástica Kirill Savchenkov y Alexandra Sukhareva anunciaron que cancelan su participación en la Bienal de Venecia en abril, en la que iban a representar a Rusia.
“No hay lugar para el arte cuando los civiles mueren bajo el fuego de los misiles, cuando los ciudadanos de Ucrania se esconden en refugios, cuando los manifestantes rusos son silenciados”, escribieron en un comunicado.
Dos importantes museos privados de Moscú, el Museo Garage de Arte Contemporáneo y el GES-2, anunciaron que no trabajarían en nuevas exposiciones “hasta que cese la tragedia humana y política que se está desarrollando en Ucrania”.
Y este miércoles, según muestran varios videos difundidos en redes sociales, fue arrestada en San Petersburgo Yelena Osipova, reconocida artista y sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial y del cerco de Leningrado.
El pasado domingo, un importante diputado ruso, Vyacheslav Volodin, calificó de “traición” la posición de los artistas que se oponen a la invasión y cuestionó que algunos reciban dinero del Estado.
Estrellas del deporte, desde el judo hasta el ajedrez, también han manifestado su malestar con la situación en un también raro disenso entre deportistas en ocasiones pagados por el gobierno.
“La historia ha visto muchos jueves negros. Pero hoy es más negro que los otros“, escribió la semana pasada el reconocido gran maestro de ajedrez, Yan Nepomniachtchi.
Incluso oligarcas rusos, algunos de ellos cercanos a Putin y que han sido sancionados por la Unión Europea, han llamado “a la paz”, aunque se han quedado cortos de criticar al gobierno ruso.
Es el caso de Mijaíl Fridman, de Oleg Deripaska y también del dueño del club de fútbol Chelsea, Roman Abramóvich, quien anunció este miércoles que venderá el equipo y donará a instituciones benéficas “para todas las victimas de la guerra en Ucrania”.
La hija del dueño del Chelsea, Sofia Abramovich, de 27 años, también publicó una inusual crítica contra la guerra en su Instagram.
“La mentira más grande y exitosa de la propaganda del Kremlin es que la mayoría de los rusos están con Putin”, escribió.
Una inusual reacción
Shevchenko recuerda que la reacción de algunos rusos contraria a la guerra ha sorprendido en el interior del país, dado que gran parte de la población apoyó la anexión de Crimea en 2014.
Según una encuesta del centro de estudios Laveda Center -independiente- publicada la pasada semana, solo el 40% de la población estaba de acuerdo con el reconocimiento que hizo Putin de Donetsk y Lugansk como “repúblicas independientes” que dio paso a la posterior invasión.
Sin embargo, otra encuesta publicada esta semana por el estatal Centro Ruso de Investigación de la Opinión Pública, indicó que el 68% de la población apoyaba la decisión de llevar a cabo la “operación militar especial” (como llamó Putin al inicio de la invasión), el 22% se oponía y el 10% tuvo dificultad para responder.
Hasta este miércoles, una petición contra la guerra en Ucrania publicada en idioma ruso en la plataforma Change.org reunía más de un millón de firmas.
Sergei Goryashko, periodista de la BBC en Moscú,no obstante, señala que gran parte de quienes se han manifestado contrarios a la guerra son un sector limitado de la población rusa, generalmente jóvenes o intelectuales.
“Yo diría que más de la mitad de la población todavía cree la narrativa que presentan los medios estatales en este momento. Está por verse cuánto durará y qué implicaciones puede traer si este conflicto se extiende y los rusos comienzan a darse cuenta que no todo es como se lo están contando”, afirma.
Fuente: BBC, Londres