Robert F. Kennedy Jr., un candidato presidencial de 69 años conocido por difundir escepticismo sobre las vacunas, está ganando seguidores en Los Ángeles con su musculoso y enérgico estilo. Aunque su base no es lo suficientemente grande como para asegurar la nominación, su campaña representa una amenaza para la reelección de Biden debido a su habilidad para avivar la desconfianza en la democracia tanto entre liberales como conservadores. Su popularidad en el epicentro de “conspiritualidad” de Los Ángeles, donde la espiritualidad y las teorías de conspiración se encuentran, explica su atracción.
Mientras algunos rechazan su alarmismo sobre las vacunas y cuestionan su uso de Gold’s Gym con fines de campaña, otros, como Max, de 31 años, lo ven como un candidato en la cúspide de su carrera y se sienten atraídos por su postura de cuestionar la corriente dominante. Sin embargo, detrás de su atractivo físico y su retórica política hay una serie de afirmaciones falsas sobre las vacunas y desinformación que ha dañado a personas vulnerables.
Kennedy se beneficia de la tendencia de algunas personas a buscar validación en figuras que cuestionan la corriente dominante, especialmente en temas como las vacunas. Su mensaje fascinante, aunque contradictorio y peligroso, lo ha convertido en un superdifusor de conspiracionismo con seguidores tanto liberales como conservadores. Su candidatura no representa la fuerza colectiva que necesita la democracia estadounidense, sino que se basa en ilusiones y desconfianza para obtener poder.