Este viernes se publicó el Decreto 1029/24, que establece una profunda reestructuración en el Fondo Nacional de las Artes (FNA). Según el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, la medida busca devolver al organismo su propósito original: ser una fuente de financiamiento para los artistas argentinos, dejando atrás años de ineficiencia y gasto desmedido.
Un organismo en crisis de gestión
En su cuenta de X, Sturzenegger justificó la reforma al señalar que el FNA, que históricamente debía fomentar el arte y la cultura, se había convertido en una “carga” para el sector. Según el ministro, en 2023 el 72% del presupuesto del FNA, financiado principalmente por derechos de autor de obras universales, se destinó a cubrir gastos operativos. Esto implicaba que solo una mínima parte de los recursos llegaba efectivamente a los artistas.
“La organización necesitaba un importante rediseño. Gasta una proporción inaceptable de sus recursos en sí misma, dejando de lado su propósito principal. Era indispensable cambiar esta situación para que el arte y los artistas volvieran a ser el eje central del FNA”, expresó Sturzenegger.
Principales cambios estructurales
El decreto establece varias medidas clave para garantizar una gestión más eficiente y orientada al apoyo directo a los artistas:
- Consejo Directivo ad honorem: El cuerpo de 14 integrantes, que durante el kirchnerismo había percibido salarios elevados, pasará a trabajar sin remuneración.
- Reducción de la nómina de personal: Se disminuyó un 25% el personal contratado, optimizando la estructura operativa del FNA.
- Límites al uso de fondos: Se establece que los recursos solo podrán destinarse al otorgamiento de créditos a artistas. Estos créditos estarán denominados en UVAs para evitar la pérdida de valor por inflación, lo que asegura una mayor sostenibilidad financiera del organismo.
- Apertura a donaciones privadas: El decreto habilita la recepción de aportes de particulares como una nueva fuente de ingresos, complementando las ganancias derivadas de los créditos otorgados.
Apoyo a los artistas, pero con garantías
Sturzenegger destacó que el espíritu de la reestructuración es ofrecer financiamiento, no asistencia indiscriminada. Los créditos del FNA estarán respaldados por garantías de obras de arte o garantes personales, asegurando la recuperación de los fondos para reinvertirlos en nuevos proyectos.
“La actividad principal del FNA será ofrecer oportunidades y financiamiento, pero no regalar dinero. Queremos un organismo sustentable en beneficio de los artistas y no de la burocracia”, enfatizó el ministro.
Un modelo basado en la autosustentabilidad
Con estas reformas, el FNA buscará generar un círculo virtuoso: los ingresos obtenidos por las ganancias financieras de los créditos y las donaciones privadas se destinarán a becas o subsidios para artistas emergentes. De este modo, se asegura un flujo constante de recursos para promover nuevas expresiones culturales sin depender exclusivamente de los derechos de autor ni de fondos públicos.
Reacciones divididas
La reestructuración del FNA ha generado opiniones encontradas en el sector cultural. Mientras algunos celebran el regreso a un modelo más transparente y orientado a los artistas, otros critican la denominación en UVAs de los créditos, argumentando que podría generar barreras para quienes no cuenten con garantías suficientes.
Sin embargo, desde el gobierno sostienen que estas medidas son necesarias para corregir los desbalances históricos del organismo y posicionarlo como un verdadero motor del arte en Argentina.
El impacto de estos cambios solo podrá evaluarse a medida que se implementen y los artistas comiencen a acceder al renovado sistema de financiamiento. Por ahora, el debate sigue abierto y pone en primer plano la tensión entre eficiencia administrativa y acceso inclusivo al apoyo cultural.