En noviembre de 2024, los datos del INDEC revelaron una economía que acumuló siete meses consecutivos sin caídas, y por segunda vez durante la era Milei, los números interanuales fueron positivos. A pesar de este avance, la recuperación económica ha sido objeto de debate entre especialistas. Mientras algunos destacan la dinámica positiva de los últimos meses, otros consideran que los avances son insuficientes para recuperar las pérdidas previas y alertan sobre la persistente disparidad sectorial, un desafío que podría continuar en 2025.
Crecimiento de la Actividad Económica: Un Diagnóstico Mixto
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) mostró una leve expansión del 0,1% interanual en noviembre de 2024, impulsado principalmente por el sector financiero, que experimentó un incremento cercano al 10%. Además, sectores como la energía, la minería y la pesca contribuyeron al resultado positivo. Sin embargo, los sectores más relevantes del Producto Bruto Interno (PBI), como la construcción, el comercio y la industria, sufrieron caídas. La construcción, por ejemplo, continuó su declive con una contracción de 14,2%, mientras que la industria mantuvo una baja anual del 2,3%, un comportamiento similar al de octubre.
De acuerdo con la consultora LCG, solo un tercio de los sectores económicos registraron crecimiento interanual. En particular, la industria muestra señales de debilidad, con el Índice de Producción Industrial (IPI) del INDEC y los datos de utilización de capacidad instalada en terreno negativo. A pesar de las dificultades, algunos economistas, como Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Trabajo y Economía (ITE), consideran que la recuperación de la actividad económica es prometedora, ya que el EMAE superó los niveles de finales de 2023 y podría recuperar todo lo perdido desde el inicio de la recesión en 2023.
¿Es la Recuperación Sostenible?
Pese a los avances, desde LCG alertan que la recuperación no es lo suficientemente sólida como para compensar las caídas anteriores. En particular, señalan que el aumento salarial, aunque ha sido positivo, no ha generado un impacto significativo en el consumo. Según el INDEC, los salarios del sector privado formal se encuentran ligeramente por encima de los niveles heredados por la gestión anterior, mientras que los sueldos estatales siguen siendo un 14,5% inferiores.
El impacto de los salarios sobre el consumo es limitado, y en este sentido, organizaciones como el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) critican la medición de inflación del INDEC, argumentando que no refleja la canasta de consumo real de los argentinos, lo que distorsiona la recuperación salarial.
Una posible vía para impulsar la recuperación podría ser el crédito, que ha mostrado un crecimiento constante en los últimos meses. Sin embargo, el economista jefe del CREEBBA, Semilla, señala que el acceso al crédito no será sostenible a menos que la demanda se recupere de manera más sólida. Si bien el Gobierno ha fijado un techo para las paritarias del 1% mensual, por debajo de la inflación, la debilidad de la demanda podría limitar la efectividad del crédito como motor de crecimiento.
Proyecciones para 2025: Un Crecimiento Moderado pero Prometedor
De cara a 2025, las proyecciones varían entre los analistas. Desde LCG, estiman que el crecimiento seguirá siendo frágil, con aumentos mensuales leves y disparidades sectoriales. Se prevé una caída de la actividad económica del 2,5% para 2024, pero con un arrastre positivo del 2,7% para el próximo año, gracias a la recuperación observada en los últimos meses.
Por su parte, Semilla advierte que aún es prematuro hablar de una recuperación sólida, aunque prevé que 2025 podría ver un crecimiento de entre el 4% y 5%, con una mayor inclusión de sectores como la industria metalmecánica, la automotriz y los sectores energéticos. La industria argentina se caracteriza por su heterogeneidad, con una participación significativa del sector energético y un potencial creciente en áreas como el litio y el cobre. Si bien estos sectores podrían generar crecimiento y aportar divisas, Semilla destaca que los efectos de esta expansión podrían ser más localizados y concentrados en ciertas industrias y empresas satélites.
En cuanto a la industria, la especialista Agostina Monti Salias expresa preocupación por la reconfiguración del empleo, ya que los sectores que lideran el crecimiento, como la agricultura, la energía y la minería, son menos intensivos en mano de obra. Esto podría generar desafíos a la hora de reabsorber el empleo que se ha perdido en la industria, una cuestión que podría seguir siendo un tema relevante en los próximos meses.
Conclusión
El panorama económico para 2025 presenta un panorama mixto: por un lado, se vislumbra una recuperación en algunos sectores clave, pero por otro, persisten las disparidades y las dificultades para reactivar el consumo y el empleo. Las políticas económicas deberán abordar estos desafíos para asegurar que el crecimiento sea más inclusivo y sostenido a lo largo del tiempo.