El Gobierno argentino ha postergado el esperado aumento de tarifas de gas, inicialmente programado para febrero, y lo ha reprogramado para marzo, según fuentes de Ámbito. Aunque la Secretaría de Energía tenía todo listo para implementar la subida, se convocó a las empresas distribuidoras la semana pasada para comunicarles ciertas modificaciones en el esquema de aumentos planificado.
La nueva estructura tarifaria aún no se ha revelado, pero se espera que incluya cambios significativos en los subsidios y beneficios existentes. Entre las discusiones se encuentra la posible derogación de la ley 27.637, que amplió el régimen de zona fría, así como la continuidad de los beneficios para usuarios vulnerables de gas natural, contemplados en el Programa Hogar.
El enfoque propuesto por la Secretaría de Energía implica establecer una canasta básica energética con volúmenes esenciales de consumo de gas y electricidad según zonas bioclimáticas. Esta canasta estaría determinada por los ingresos totales del grupo conviviente y un porcentaje de ese ingreso destinado al pago de facturas energéticas.
El subsidio del Estado entraría en juego para cubrir la diferencia cuando el precio de la canasta básica energética supere un porcentaje específico de los ingresos totales del grupo conviviente. Este cambio representa un alejamiento del enfoque actual, que subsidia a los usuarios según su nivel de ingresos.
El Gobierno también busca abordar problemas en los registros de usuarios, señalando incongruencias entre diferentes bases de datos. La implementación del nuevo esquema requerirá un cálculo detallado de consumos esenciales según el grupo conviviente y la región del país.
Esta medida forma parte de la estrategia gubernamental para declarar una emergencia energética, abordar la cadena de pagos en el sector y atraer inversiones privadas para la expansión de infraestructuras y garantizar el suministro energético necesario para el crecimiento económico sostenido.