La confirmación de Javier Milei como presidente desencadena la inmediata declaración de la privatización de los medios públicos. Este anuncio sumerge a los trabajadores en una intensa movilización y planificación, mientras se enfrentan a una situación incierta y desafiante.
Después de las revelaciones de Milei, los trabajadores de la TV Pública, Radio Nacional y Télam enfrentan una situación desoladora. Las jornadas posteriores al anuncio se caracterizan por abrazos, lágrimas y una rápida organización. Asambleas y reuniones escalonadas se organizan en cada medio público, buscando estrategias y espacios de apoyo en medio de una inminente y compleja lucha.
Los sindicatos representativos, incluyendo SIPREBA, AATRAC, ATRANA, y ATE, coordinan asambleas generales y evaluaciones estratégicas. En un contexto de incertidumbre sobre el futuro de estos medios, la respuesta se construye sobre la organización y unidad sindical. Mientras se exploran estrategias en diversos ámbitos, la incertidumbre prevalece hasta que se revelen las acciones del nuevo gobierno.
Los trabajadores de los medios públicos proclaman un “estado de alerta y asamblea permanente”, conscientes de que están defendiendo no solo sus empleos, sino el papel histórico de estos medios en la soberanía informativa del país. La incertidumbre también se extiende a la seguridad de los trabajadores que cubren eventos en la calle, enfrentando un aumento en las agresiones.
La situación se torna más tensa con la estigmatización de los medios públicos en los medios privados, generando un clima hostil y campañas difamatorias. En medio de esta situación, los trabajadores se preparan para una resistencia sostenida y se aferran a su historia de lucha como fuente de fortaleza.
Las asambleas se convierten en espacios de catarsis y planificación para lo que está por venir. Los trabajadores enfatizan el papel esencial de los medios públicos en la construcción de la democracia y la diversidad de voces, resistiendo la idea de que estos medios sean considerados desechables.
A pesar de las tensiones, las estrategias para enfrentar esta crisis se están delineando. Se reafirma la necesidad de unidad y organización durante las semanas previas a la asunción del nuevo gobierno. El mensaje es claro: la lucha continúa, con la convicción de proteger los medios públicos como un derecho fundamental de la sociedad.