Debate y Convergencia

Que nos dejó la semana política

La política argentina atraviesa un momento de crisis en el que los hechos se centran más en las disputas de poder, egos y clamores por líderes políticos, que en solucionar los problemas reales que afectan a la ciudadanía. El Frente de Todos, con una mesa política en la que estuvieron presentes 33 dirigentes del sector, no logró acordar una postura unificada en torno a la figura de Cristina Kirchner o de Sergio Massa. Mientras tanto, el presidente Alberto Fernández plantea su reelección en medio de una situación en la que el país parece “prenderse fuego”.

En este contexto, la consigna de la proscripción no parece tener cabida, y la victimización es utilizado como excusa para justificar la imagen negativa de la vicepresidenta. La justicia, tras la feria judicial, reanima las causas, lo que convierte a la campaña electoral en una lucha marcada por los tribunales y la inflación, el dólar y el crecimiento de la pobreza.

En el lado de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta parece estar centralizando las fuerzas políticas determinantes del partido, mientras que Mauricio Macri actúa como observador y veedor del programa político. Patricia Bullrich, por su parte, se atrinchera con candidatos en la provincia de Buenos Aires, principal fortín de la vicepresidenta, y plantea un discurso que busca regular la energía y la contundencia de los cambios requeridos.

El radicalismo, por su parte, ha ido perdiendo volumen y acompañará al PRO en sus distintas vertientes, mientras que otros se quedarán defendiendo sus provincias. En cuanto a los candidatos: el verborrágico Facundo Manes parece haberse llamado al silencio, mientras que Gerardo Morales se acerca a Rodríguez Larreta. En este sentido, Javier Milei parece querer complicarle la posibilidad electoral a Diego Santilli en la provincia de Buenos Aires, lo que podría facilitarle a Cristina Kirchner mantener la gobernación a través de Kicillof y conservar los fueros para no ir presa, además de garantizar un reducto con algo de caja y cargos públicos para mantener viva una fuerza política que ha perdido fuerza con el paso del tiempo.

En definitiva, la ciudadanía argentina parece esperar un cambio de rumbo que no solo afecte a la política económica del país, sino que también tenga en cuenta otros conceptos importantes como el mérito, el trabajo, el esfuerzo, la empatía, la convivencia pacífica, la educación, la producción y el crecimiento. Solo un país predecible puede enfrentar los obstáculos y tener un futuro claro. En este momento, la duda, la desazón y la incertidumbre hacen que la desesperanza y el desgano por luchar sean cada vez mayor.

Osvaldo González Iglesias – Editor

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