Debate y Convergencia

Qué es la defusión cognitiva y por qué es la solución a la rumiación mental

Nuestras mentes nunca se callan, están permanentemente evaluando, comparando, prediciendo y planificando. Y es que el cerebro es una herramienta muy útil y eficaz, pero también puede resultar destructiva si ejerce un control muy rígido sobre nuestra forma de actuar y sentir.

Miguel Ángel Rizaldos, psicólogo y autor de ‘¿Ser frágil es malo?‘, recuerda que no podemos controlar lo que pensamos, pero sí podemos decidir a qué pensamientos darles importancia, valor… Esto se conoce como defusión cognitiva y consiste en tomar distancia de lo que aparece en la mente y no considerarlo necesariamente algo importante.

«No se trata de evitar que se presenten pensamientos intrusivos y negativos ni de cambiar el pensamiento, sino de no concederles siempre protagonismo. Aunque los pensamientos estén basados en la realidad o sean reales, es conveniente preguntarse si es útil dar valor e importancia a todos», explica Rizaldos. De esta manera se deja de luchar contra los pensamientos desagradables, negativos o incómodos y se les resta poder.

La defusión cognitiva –señala Elena Cerezo, psicóloga en El Prado Psicólogos– forma parte de lo que la terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) denomina ‘flexibilidad psicológica‘. «Contar con una buena salud psicológica no es tanto sentirse bien, sino sentir bien, y para ello es necesario aceptar el tener pensamientos y sentimientos desagradables».

«Esta técnica permite entender que los pensamientos son solo eso, pensamientos. Siendo conscientes de esto podremos liberarnos del fuerte control que ejercen sobre nuestra conducta y dejará de existir una especie de fusión entre lo que la mente nos dice y la realidad», apunta Cerezo. Si no conseguimos distanciarnos de aquello que nuestra mente nos dice, dejaremos de tener en cuenta muchas vivencias personales que pueden estar influyendo en nuestra forma de pensar y que, en ocasiones, distorsionan el aquí y el ahora.

La defusión no se entiende sin la fusión

Rizaldos explica que cuando hay fusión, la persona no distingue entre los pensamientos y la realidad. Por ello se tiende a creer que son verdades absolutas y se olvida el contraste con la realidad. «Ese patrón de tomar el contenido de sus pensamientos como algo literal trae como consecuencia que su conducta esté guiada por lo que piensa».

Y nos pide imaginar la siguiente situación: «Estás en una obra de teatro recitando un texto sobre el escenario y, como buen actor o actriz, te encuentras sumergido en el personaje. Estás de lleno con lo que siente y expresa. Te vinculas con él, con su sentir y sus palabras, y, cuando otro personaje interfiere dentro del relato de la obra y amenaza con dispararte, percibes en ti la tensión muscular e interpretas el miedo con gritos».

«Ahora imagina estás al otro lado del escenario y olvida al personaje. Has pasado a ser un espectador en una butaca dentro del público. En ese momento, tu visión de la obra es más amplia porque ya no estás representando un personaje, sino observando la dinámica completa; entonces te das cuenta de que la persona que se acerca a disparar lleva rato acechando al personaje. En el momento del asalto, no sientes nada, ya que estás disfrutando de una obra que es ficción», continúa el psicólogo.

Y es que una forma de tomar distancia de los pensamientos abrumadores es, precisamente, verlos desde el público, como en el ejemplo anterior. «Cuando estás encima del escenario, tus pensamientos están fusionados, les das toda la atención, en función de ellos actúas, obedeces ciegamente a ellos, como si fueran órdenes que cumplir». Pero cuando coges distancia, esto cambia.

LOS CONSEJOS DE MIGUEL ÁNGEL RIZALDOS

Tres fórmulas para no fusionarte con lo que piensas y tomar distancia

• Estoy pensando que… Se trata de poner delante del pensamiento estas tres palabras de forma que si ante un error o fracaso te dices «soy inútil», lo sustituyas por «estoy pensando que soy inútil». De este modo, te distancias algo de tu pensamiento y lo ves como lo que es: algo que pasa por tu cabeza. Solo añadiendo «estoy pensando que…», el impacto de tus palabras en ti será́ muy distinto y no te machacarás como lo harías de la otra forma.

• Ya estoy con la historia de… Seguro que tienes multitud de pensamientos que van en la misma dirección o sentido y con los que conformas distintas historias. Siguiendo con el ejemplo anterior, puedes poner freno a tu pensamiento maltratante con una frase como: «Ya estoy con la historia de que no valgo» o «ya estoy con la historia de que soy tonto». Estas frases te ayudaran igualmente a tomar distancia de lo que piensas y no dar valor a todo lo que se te pasa por la cabeza.

• La voz del personaje divertido. A tus pensamientos negativos o incómodos, ponles la voz de un personaje o humorista que te haga reír. Haz la prueba, cierra los ojos y cuéntate diez veces «soy inútil». Ahora haz lo mismo, pero imagina que el pensamiento lo dice ese personaje o humorista que te hace gracia. Verás que ya no tiene el mismo impacto, incluso puede que te rías con ese pensamiento que antes te generaba malestar.

Cerezo recuerda que los ejercicios de ‘mindfulness’ son también muy buenos para mejorar la capacidad de estar en el aquí y en el ahora sin hacer juicios de valor.

SANDRA PALACIOS Madrid.

Fuente: ABC, España.

Tags

Compartir post

Related Posts