No importa lo que haya sucedido en privado, si hubo o no una llamada telefónica entre ellos dos, lo cierto es que nadie del Frente de Todos, empezando por su líder espiritual, CFK, se solidarizó con Sergio Berni cuando fue agredido por los choferes de la UTA disidente, ante la opinión pública. Y fue precisamente por las declaraciones de CFK y otros referentes del FdT que el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, quien en privado minimiza su relación con CFK, tuvo que pedir disculpas por lo ocurrido: “La detención de los choferes fue una orden de la fiscalía de la Ciudad de Buenos Aires”.
Mientras cargaba sus heridas, Berni mantuvo una reunión con los representantes del sindicato de choferes en el Puente 12. Los choferes estaban en huelga y el Gobierno de Buenos Aires le pidió a Berni que negociara con los de la UTA disidente para que levantaran la medida de fuerza debido al asesinato de un conductor de la línea 620 a manos de un delincuente común. Durante la madrugada del jueves 6 de abril, se detuvo a dos choferes de la línea 620, Jorge Oscar Galiano y Jorge Ezequiel Zerda, como presuntos agresores del ministro Berni. Uno de ellos, sabiendo que estaba siendo grabado, dijo: “Bajen las armas… Despacito, no soy un malandra, chofer de colectivo soy”.
¿Quién envió más cámaras que policías al lugar de la detención? Es un misterio. ¿Por qué se utilizó un procedimiento tan brutal? Otro misterio. La jueza Luisa María Escrich, titular del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº 20, no se hizo responsable del procedimiento de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires en colaboración con la DDI de Morón de la policía de la provincia de Buenos Aires.

Ahora solo faltan dos eventos para que todo esto resulte en una burla: que el Estado retire los cargos contra los agresores por atentado contra la autoridad agravado, delito que prevé una pena de entre 6 meses y 2 años de prisión; y que Berni no renuncie en caso de que esto suceda, sino que permanezca en su cargo. En ese caso, Berni tendrá que explicar que no está aferrado al cargo en cualquier circunstancia. “Si alguien se sintió excedido por el operativo, pido disculpas, pero es una práctica que se sigue porque en cada allanamiento la vida de los efectivos policiales está en peligro”, dijo Berni. Luego agregó que las “disculpas” de los choferes eran suficientes y que la liberación de los detenidos dependía de la Justicia.
El fiscal penal y contravencional porteño, Carlos Rolero, ya tiene en su poder los expedientes de los choferes y está tratando de determinar si estuvieron presentes en el cruce de Alberdi y la Avenida General Paz, donde Berni se acercó a hablar con los conductores. Los dos detenidos, Jorge Oscar Galiano y Jorge Eze
