Pezeshkian propone un giro diplomático y busca una “colaboración total” con los países del Golfo

El nuevo presidente iraní plantea una estrategia de acercamiento con el Consejo de Cooperación del Golfo en medio de las tensiones regionales y tras un ataque a una base estadounidense en Qatar.

En su primer mensaje de política exterior con peso regional desde su elección, el presidente iraní Masud Pezeshkian hizo este domingo un llamamiento a una “colaboración total” con los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), a los que propuso iniciar un “nuevo capítulo” en las relaciones bilaterales, a pesar del reciente lanzamiento de misiles iraníes contra una base militar estadounidense en Qatar.

“Dada la necesidad de solidaridad entre los países islámicos (…), la República Islámica de Irán está lista para tener una colaboración total con el Consejo de Cooperación del Golfo y así dar comienzo a un nuevo capítulo en las relaciones con los vecinos de la región del golfo Pérsico”, declaró Pezeshkian a través de su sitio web oficial.

El gesto busca abrir un puente diplomático con las potencias árabes del Golfo, tradicionalmente enfrentadas con Irán por motivos geopolíticos, religiosos y estratégicos, y apunta a descomprimir un escenario regional sacudido por el conflicto entre Irán e Israel, así como por las tensiones con Estados Unidos.

Un mensaje de paz en medio del ruido de los misiles

La propuesta del mandatario contrasta con los hechos ocurridos apenas una semana atrás, cuando Teherán lanzó un ataque con misiles contra una base estadounidense en territorio catarí en represalia por el apoyo de Washington a Israel. El movimiento reavivó las alarmas en las monarquías árabes del Golfo, muchas de las cuales albergan instalaciones militares de Estados Unidos o han normalizado relaciones con Israel.

Pese a ello, Pezeshkian insistió en presentar al Golfo Pérsico como “símbolo de paz y cooperación” y sostuvo que el fortalecimiento de los vínculos con los países vecinos representa un mensaje de unidad y desarrollo para el mundo islámico.

El Consejo de Cooperación del Golfo está compuesto por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Catar, Omán y Baréin. Arabia Saudí, en particular, ha sido históricamente la principal potencia rival de Irán, tanto por su peso económico y militar como por la disputa por la influencia regional y la histórica fractura entre chiitas y sunitas.

Apoyo a Jamenei y legitimación interna

En paralelo a su gesto diplomático, Pezeshkian aprovechó una reunión con su gabinete para expresar su agradecimiento al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, a quien atribuyó un rol clave durante la reciente escalada bélica con Israel. “Indudablemente, superar esta crisis y llegar a la orilla a salvo y pacíficamente no hubiera sido posible sin su apoyo y guía”, afirmó.

El presidente también hizo hincapié en lo que describió como una “unidad nacional fortalecida” tras los episodios de guerra, subrayando el rol de la diáspora iraní, a la que reconoció por “su profundo vínculo con la nación”.

Un liderazgo en construcción

Electo como un moderado dentro del sistema político iraní, Pezeshkian enfrenta el desafío de equilibrar las demandas internas de apertura y reforma con las líneas rojas impuestas por el liderazgo religioso y militar del país. Su llamado al diálogo regional podría interpretarse como un intento por abrir espacios de distensión y por recuperar influencia en un tablero en el que la rivalidad entre potencias, los intereses energéticos y la fragmentación del mundo islámico complican cualquier gesto de aproximación.

Aún resta ver si los países del CCG responden con interés genuino o escepticismo a la iniciativa. En el pasado, intentos similares de distensión terminaron desbaratados por conflictos armados, guerras por poder en terceros países (como Yemen o Siria) y desconfianzas históricas que aún no se han resuelto.


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