La lucha interna en el peronismo bonaerense ha alcanzado un punto crítico. Los recientes movimientos y declaraciones han elevado la tensión a niveles máximos, forzando a los intendentes a tomar partido en una disputa que enfrenta al kicillofismo y al cristinismo. En este escenario, la posibilidad de mantener una unidad formal dentro del espacio peronista se ve amenazada por la inminente decisión sobre el desdoblamiento de las elecciones provinciales y municipales frente a las nacionales.
La Polarización Interna y el Desdoblamiento Electoral
Ayer, 45 jefes comunales firmaron un comunicado dirigido al gobernador, exigiéndole separar las elecciones nacionales de las provinciales y municipales. Este pedido, interpretado por algunos como una postura “anticristinista”, pone en evidencia la grieta que ha dividido al peronismo en la Provincia de Buenos Aires. La propuesta responde a la necesidad de redefinir liderazgos y decidir quién tendrá la potestad para marcar el rumbo de la política bonaerense en un contexto de elecciones sin precedentes.
Desde el lado de CFK, el planteo gira en torno a nacionalizar la elección para enfrentar directamente desafíos como el de Milei, evitando campañas separadas y múltiples jornadas de votación. En contraposición, Kicillof y sus aliados buscan provincializar el debate, resaltando la necesidad de un modelo de gestión propio que responda a las particularidades locales y a la emergencia de un sentimiento de abandono por parte del Gobierno nacional.
Reuniones, Acuerdos y Tensiones en el Interior del Peronismo
La semana estuvo marcada por encuentros que, aunque en un principio parecían encaminados hacia una unidad, terminaron revelando las profundas diferencias internas. En una reunión clave, Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa discutieron la posibilidad de suspender las PASO y de convocar elecciones unificadas en un mismo día. Sin embargo, la propuesta, presentada posteriormente por el kirchnerismo a través de la senadora Teresa García, generó reacciones negativas en el entorno del gobernador, que interpretó la iniciativa como una intromisión en su capacidad para definir el calendario electoral de la provincia.
El conflicto se ha intensificado, ya que la estrategia de suspender las PASO es vista como una maniobra de poder por parte del kirchnerismo para frenar el avance de Kicillof. Este último, por su parte, sostiene que la decisión de desdoblar las elecciones es un acto de autonomía y liderazgo, aunque advierte que ello podría implicar que los bonaerenses tengan que votar en tres ocasiones en apenas cuatro meses. El riesgo logístico, económico y político de esta medida se suma a la crítica de quienes consideran que la provincia ya sufre por las imposiciones y la falta de una visión propia en la toma de decisiones.
Los Intendentes en el Epicentro de la Contienda
Con el control de 84 distritos en juego, los intendentes se han convertido en piezas clave de esta disputa. Los 45 que firmaron el comunicado respaldan la línea política de Kicillof, argumentando que la campaña debe centrarse en las particularidades bonaerenses y no ser sometida a directrices nacionales. Sin embargo, el equilibrio se mantiene delicado, pues los pesos pesados del cristinismo también cuentan con el apoyo de intendentes influyentes de zonas clave del conurbano y otras regiones.
El cruce de apoyos se refleja en el mapa político: en el conurbano, la disputa se concentra en secciones electorales estratégicas, donde tanto el campamento kicillofista como el cristinista buscan consolidar su influencia. A medida que se perfilan posibles escenarios electorales –desde la suspensión de las PASO hasta la realización de elecciones separadas–, la decisión final del gobernador se perfila como un momento decisivo para definir la estructura del peronismo bonaerense.
Implicaciones y Perspectivas Futuras
La decisión sobre el desdoblamiento electoral no solo definirá el rumbo de la campaña en la Provincia de Buenos Aires, sino que también evidenciará la capacidad del peronismo para gestionar sus conflictos internos. Mientras Kicillof apuesta por una autonomía que le permita establecer un programa político adaptado a las necesidades locales, el kirchnerismo insiste en mantener un control que vincule al espacio peronista con directrices nacionales.
En medio de reuniones, estrategias y posicionamientos, la situación se torna cada vez más compleja. La próxima sesión de la Legislatura, prevista para este jueves, podría marcar un antes y un después en el conflicto, al debatirse la suspensión de las PASO. De no alcanzarse un consenso, el gobernador se vería forzado a avanzar con el desdoblamiento electoral, abriendo la puerta a una contienda que, en palabras de muchos analistas, podría fracturar aún más a un peronismo ya polarizado.
El futuro de la política en la Provincia de Buenos Aires pende de un hilo, y la manera en que se resuelva esta disputa interna definirá, en gran medida, la capacidad del peronismo para reinventarse y enfrentar los desafíos de un contexto político y social cada vez más exigente.