Después de un primer debate presidencial en el que atribuyó su desempeño discreto a problemas de salud, Patricia Bullrich redobló sus esfuerzos el domingo 8 de octubre y centró sus críticas en Sergio Massa y Javier Milei, protagonizando algunos de los enfrentamientos más tensos de la noche. La candidata presidencial de Juntos por el Cambio no se detuvo allí y continuó sus críticas a sus dos rivales en los días posteriores al debate, destacando que Massa parece tener “más candidatos en común con Milei que en Unión por la Patria”.
En el segundo debate presidencial, Bullrich se mostró decidida a enfrentar a Massa y Milei en cuestiones clave, como seguridad y economía. Acusó a Massa de proponer un “FBI argentino” y lo interrogó sobre casos controvertidos, incluyendo el escándalo de Martín Insaurralde y los bolsos de José López. Por su parte, también se enfrentó a Milei, señalando su retórica provocadora y acusándolo de utilizar lenguaje ofensivo en su discurso político.
Bullrich ha mantenido su enfoque en sus oponentes, destacando que Massa y Milei parecen compartir más similitudes de las que se pensaba inicialmente. Esta estrategia busca minar el apoyo a Massa, presentando a Milei como una opción más afín a sus propias ideas y valores.
El enfoque de Bullrich en atacar a sus rivales en lugar de presentar propuestas concretas podría ser una estrategia riesgosa, ya que los votantes pueden esperar ver un enfoque más positivo y constructivo de los candidatos. Sin embargo, la estrategia de confrontación puede ser efectiva para movilizar a su base y debilitar la imagen de sus oponentes.
El camino hacia las elecciones se torna cada vez más competitivo y polarizado, y el enfoque de Bullrich en atacar a Massa y Milei sugiere que está dispuesta a luchar agresivamente por la presidencia, a pesar de los desafíos y la competencia que enfrenta.