La “economía de la posverdad” de Musk y el surgimiento de un nuevo poder geopolítico
Según la periodista Asma Mhalloa, Elon Musk está comenzando a dar forma a una economía posterior a la verdad, aprovechando el poder de su empresa SpaceX para servir a los intereses de la política exterior de Estados Unidos. En 2022, con autorización del gobierno de EE. UU. y en respuesta a la invasión rusa de Ucrania, Musk envió satélites Starlink a la zona ocupada para proporcionar al pueblo ucraniano una precaria conexión a internet y evitar sabotajes.
Sin embargo, después de brindar este servicio, Musk afirmó más tarde que ya no podía soportar el costo y exigió el pago de sus servicios. El periodista sugiere que Musk está estableciendo una política de cerco sobre una parte de la cadena de servicios del Pentágono, asegurando así la financiación y posicionándose para desempeñar un papel geopolítico como las grandes empresas tecnológicas. Esto ayudaría a dar forma al papel de Estados Unidos en la geopolítica global.
El periodista también destaca el carácter de doble uso de la tecnología, que puede ser utilizada tanto para fines civiles como militares. El concepto de Musk de una tecnología global se basa en ideas libertarias y tecnocéntricas. Los satélites de órbita baja de Starlink son una de las piedras angulares del proyecto de tecnología global y, con Twitter y los satélites, crea un panóptico foucaultiano a escala global.
La compra de Twitter por parte de Musk también tiene tintes ideológicos, con la “X App” basada en el modelo chino WeChat creando un ecosistema tecnológico cerrado donde todos los servicios estarán interconectados y los algoritmos capturarán datos continuos. La App se convertirá, junto con Twitter, en un gran metaverso. Musk cuenta con la aprobación del gobierno chino, lo que podría convertirlo en una herramienta de coerción tecnológica contra Washington en la disputa en curso entre Estados Unidos y China.
La reciente adquisición de Twitter por parte de Elon Musk ha generado un gran revuelo en el mundo tecnológico y geopolítico. Muchos analistas creen que esta compra es más que una simple adquisición empresarial y que Musk está construyendo una potencia geopolítica formal, al margen de las prerrogativas de los Estados Unidos.
La periodista y analista tecnológica que ha planteado esta hipótesis afirma que la App de Musk se convertirá junto con Twitter en un gran Meta verso. Esto significa que se creará un universo virtual en el que los usuarios podrán interactuar entre sí y con diferentes tipos de contenido digital. Se espera que esta plataforma sea tan grande como el internet mismo, lo que podría cambiar radicalmente la forma en que interactuamos con la tecnología y con el mundo en general.
Además, se ha señalado que Musk cuenta con el beneplácito del gobierno chino, lo que podría convertirse en un arma de coerción para China tecnológica frente a Washington en el contexto de la disputa entre ambos países. Esto ha llevado a algunos a preguntarse si Musk es un caballo de Troya y si se convertirá en una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos.
La periodista también ha afirmado que lo que hay detrás de la compra de Twitter no es Twitter per se, sino la conquista de todo o parte del mundo en un contexto en el que la economía global se está geopolitizando, militarizando y desglobalizando. Se cree que Musk estaría construyendo una nueva “power política” en el marco de la distribución del poder mundial, que no supone una reducción del poder de los Estados Unidos, sino más bien una configuración diferente.
En este nuevo sistema de control y vigilancia, los datos, los satélites y la tendencia política destellada desde Twitter, sumados a la concentración que conlleva la App X, cerrarían el círculo de la nueva configuración del poder global. Esta situación plantea un importante desafío para los gobiernos y las empresas de todo el mundo, que deberán adaptarse a esta nueva realidad y tomar medidas para proteger sus intereses y su seguridad.
En resumen, la adquisición de Twitter por parte de Elon Musk ha generado una gran controversia y ha llevado a algunos a cuestionar su papel en la configuración del poder geopolítico mundial. Aunque todavía es demasiado pronto para saber cómo se desarrollará esta situación, es evidente que estamos en un momento de cambio en el que la tecnología y la geopolítica están convergiendo de manera cada vez más estrecha.
La nota original fue publicada en El Gran Continente. Traducción: Ana Inés. Autora: Asma Mhalla.