Durante su discurso ante el auditorio de empresarios en IDEA, Javier Milei prometió una “tremenda oleada de dólares”, lo que despertó un aplauso generalizado. Sin embargo, para que esas palabras se transformen en inversiones reales, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, enfrenta un camino complejo. Aunque el mercado celebra la calma cambiaria y la baja del riesgo país, lo que incluye recomendaciones de compra de deuda argentina por parte de grandes bancos de inversión como JP Morgan, la estabilidad actual ha sido lograda mediante una fuerte intervención del gobierno en el mercado, algo que contradice su retórica liberal.
Caputo viaja esta semana a la asamblea del FMI en Washington con la confianza de haber cumplido en mantener a raya al dólar y reducir el acceso a divisas para importadores, una medida que forma parte del camino gradual hacia el levantamiento del cepo cambiario. Pero el gran interrogante persiste: ¿hasta cuándo podrá el gobierno mantener este control sin afectar la estabilidad del tipo de cambio y las reservas del Banco Central?
A pesar de los avances financieros, los analistas señalan que el cepo seguirá vigente al menos hasta las elecciones legislativas del próximo año, ya que levantarlo abruptamente podría causar una devaluación significativa. Caputo deberá convencer al FMI de que esta política es necesaria para evitar un golpe a la economía, mientras que en el mercado se debate si el peso ya está sobrevaluado y si una corrección es inminente.
El papel del Fondo Monetario será crucial en los próximos meses. Aunque ha habido indicios de que el FMI podría ser más flexible en sus revisiones, la verdadera prueba será ver si el organismo acepta la continuidad del cepo o si exigirá una política más alineada con la flotación cambiaria, poniendo a prueba la capacidad del gobierno de mantener la estabilidad en un escenario financiero desafiante.