Milei lanza su blanqueo silencioso: se podrá usar y depositar dólares sin controles ni justificación

La nueva fase de “dolarización endógena” habilitará extracciones en cajeros automáticos, depósitos sin justificar, compra de autos en cuotas y sincronicidad legislativa para desregular el sistema financiero.

Cuerpo del texto reescrito:

El Gobierno nacional anunciará en las próximas horas un paquete de medidas con un objetivo claro: fomentar el uso cotidiano de los dólares que los argentinos mantienen fuera del circuito formal, ya sea en cajas de seguridad, “colchones” o esquemas informales de ahorro. Bajo el concepto de «dolarización endógena», la Casa Rosada busca generar confianza y liberar restricciones, en el marco de la competencia de monedas impulsada por Javier Milei.

Una de las iniciativas más visibles será el regreso de los cajeros automáticos con dólares. El pedido a los bancos incluye que carguen billetes de “cara grande” —los más buscados por los ahorristas— en las sucursales principales, para facilitar su disponibilidad al público. Esta posibilidad había quedado vedada durante los últimos años debido al cepo cambiario.

Ahora, con el levantamiento del cepo para operaciones minoristas, los bancos estarán habilitados nuevamente a ofrecer dólares en efectivo desde sus cajeros automáticos. El objetivo es que los pequeños ahorristas e inversores puedan disponer de los billetes y utilizarlos con libertad en transacciones cotidianas.

Pero eso no es todo. El paquete de medidas incluye:

  • La posibilidad de depositar dólares sin necesidad de justificar su origen, simplemente mediante una declaración jurada.
  • La eliminación de límites para el ingreso de divisas al sistema, al menos en esta primera etapa.
  • La garantía de que no habrá cruce de datos entre bancos y organismos oficiales, lo que en la práctica supone una especie de blanqueo sin costo.
  • La autorización para vender vehículos en cuotas en dólares, ampliando la legalidad del uso de moneda extranjera en operaciones comerciales.
  • El envío al Congreso de proyectos para modificar la Ley Penal Cambiaria y la Ley de Procedimiento Tributario, en línea con la desregulación que propone el oficialismo.

El presidente Javier Milei defendió el espíritu de la medida: “Los argentinos no son delincuentes por guardar dólares. Lo hicieron para escapar del impuesto inflacionario y de las garras del Estado. Nosotros estamos trabajando para que usted pueda usar esos dólares y nadie lo moleste. Si se quiere comprar una casa de 200.000 dólares, va con los crocantes y nadie le tiene que preguntar nada”.

Milei aclaró que la única excepción será el pago de impuestos, que continuará siendo en pesos, pero subrayó que “usted va a poder usar la moneda que quiera para todo lo demás”.

Por su parte, el ministro de Economía, Luis Caputo, compartió frente a empresarios una anécdota que ilustra el clima que quieren revertir: “Un amigo mío no pudo transferirle $750.000 a su propia esposa. Esa locura hay que terminarla”.

Desde el Gobierno aseguran que este no es un blanqueo clásico, ni tendrá topes ni costos: es parte de una transformación más profunda del sistema financiero argentino. La idea es desarticular regulaciones que —según la visión libertaria— traban negocios, desalientan la inversión y empujan el dinero a la informalidad.

La meta es clara: convertir a los dólares dormidos en capital circulante, sin penalidades ni sospechas. Un blanqueo de hecho, sin esa palabra en el título, pero con todas sus consecuencias en la práctica.

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