Menos mal que existe el mate para aplacar la angustia de los argentinos

Hoy nos encontramos ante una nueva, pero a la vez dudosa posibilidad de re encauzar nuestro destino el día que nos tocó poner el voto en la urna. Digo dudosa dado que los políticos parecen tener una innata cualidad de metamorfosearse, cambiando la piel, su forma de pensar y mutando de posición sin pudor y borrando a la vez su pasado reciente.

Sergio Massa, nuestro poderoso Ministro de Economía hoy al mando del ejecutivo está pronto a generar ese cambio que, oportuno frente a un electorado confuso, se transformará en el candidato renovado dispuesto a resolver los problemas que hoy no pudo o no supo, peor aun, fue quien puso el país al borde del colapso, colapso aun presente en el horizonte, estamos peor qué nunca, su gestión todo lo agravo.

Para que cansar al lector con cifras repetidas hasta el cansancio por los medios de comunicación.

Cuesta entender el papel de la CGT (representante de los trabajadores, ¿es necesario recordarlo?) que sale luego de más de tres años de gobierno en declive a apoyar al actual Ministro y criticar a un candidato de la oposición que amenaza sus privilegios y a los de Juntos por el Cambio. ¿Cuesta entender no? La pobreza trepa el 40%, la desocupación el 12%, la precariedad laboral, la marginación social, la dádiva como único instrumento de crecimiento, la decadencia educativa, la sustracción de valores.

La Campora, un instrumento de presión cuyo único objetivo es sostener a los miles de militantes y los millones de privilegios, carente de ideología y de principios doctrinales, sale a apoyar también al Ministro de Economía como su única esperanza, junto con la ofensiva contra la corte para lograr destrabar algunas de las causas que padecen sus dos referentes políticos: Cristina y Máximo, ambos portadores del ilustre apellido de quien les dejó ese tan molesto fardo de la corrupción en la obra pública. La chorreada de votos que emigran hacia al partido libertario de miles de jóvenes de todas las condiciones sociales sobre todo de los sectores mas humildes del conurbano quien están dejando a la organización kichnerista huérfana de un caudal que los empuja a la derrota en ese cordón, sostén de su posible refugio: la Provincia de Buenos Aires. ¿Cómo sería para ellos regresar al llano y tener que asumir su manutención con el esfuerzo de su iniciativa personal? El mundo conceptual que los contiene ya no se puede sostener, las contradicciones que encierran en sus filas están en crisis gracias a su conducción, ya que su argumentos no tienen ninguna lógica. Blanco y negro parecen ser lo mismo, todo se ajusta a las necesidades coyunturales, a las necesidades de su jefa y al sostenimiento en el tiempo de sus privilegios, imposibles de perdurar si ella no estuviera en sus corazones y por supuesto en alguna lista que los contenga. Comienzan a desesperar.

¿Qué más? JxC se siente ya en el sillón de Bernardino Rivadavia, pero a diferencia del patriota independentista, todos se sienten en condiciones de conducir el país, de sacarnos del pozo y de enfrentar las contingencias que se avecinan de la mano de las reformas que todos dicen parecen urgentes ser llevadas a cabo. Manes, Vidal, Bullrich, Larreta, Morales, etc.

Mientras más candidatos hay, más confusas se vuelven sus propuestas, ya que no todos piensan igual en términos económicos, en cómo abordar la seguridad y en su capacidad de formar alianzas o confrontar. Por lo tanto, aunque pueda parecer una propuesta extraña y alocada, Milei es el único que canaliza la ira y unifica la imagen, mientras que los demás tienen perfiles y comportamientos diferentes. Veremos qué sucede en los próximos meses, ya que la hipocresía domina el panorama político y la ambición marca el ritmo de las fuerzas políticas. Todo parece confuso desde arriba, pero aquí abajo la seguimos peleando.

Osvaldo Gonzalez Iglesias _ Editor.

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