En medio de imágenes desoladoras de bosques que arden con llamas de decenas de metros, manadas de yacarés que deambulan sin rumbo, perdidos ante la destrucción de sus hábitats y pobladores que intentan apagar el fuego que azota sus casas, el gobernador de Corrientes Gustavo Valdés (UCR-PRO) dió esta tarde una conferencia de prensa en la que declaró a la provincia “zona de desastre ecológico y ambiental”.
“Hoy llevamos 730 mil hectáreas quemadas, lo que equivale a un 8% del total de la superficie de la provincia de corrientes quemadas. De ellas, son unas 30.000 hectáreas incendiadas de bosques implantados, pero también tenemos cerca de 20.000 hectáreas de bosques nativos, con un gran impacto la flora y en la fauna de nuestra provincia en nuestra producción, en nuestra forestaciones, en nuestro arroz, en nuestra ganadería, en nuestra apicultura y en cada uno de nuestros rubros productivos”, enumeró.
En realidad, los números estaban desactualizados: el último informe del INTA, publicado el mismo viernes 18/2 (ver abajo), señala que son 785 mil las hectáreas alcanzadas por el fuego, el 9% de la provincia, alcanzando 408.846 mil hectáreas de malezales, esteros y otros bañados, 31.265 hectáreas de bosques cultivados y más de 28 mil de bosques nativos.
Valdés siguió con un recorrido por los 17 focos de incendio en la provincia, “tres frentes fundamentales, importantes y la zona más afectada en la zona norte de la provincia”, y pasó a enumerar los recursos para enfrentar el fuego, que más allá del valioso trabajo que realizan los trabajadores abocados a la tarea, es a todas luces insuficiente: “Hoy hay más de 2600 bomberos trabajando brigadistas, donde tenemos 10 aviones hidrantes en este momento cinco helicópteros, estamos recibiendo otros aviones que nos están mandando de otras provincias se recibieron ayudas del gobierno nacional, pero fundamentalmente de las provincias argentinas.”
Y continuó con una largo agradecimiento en lo que parecían más guiños políticos a diferentes dirigentes de distintas fuerzas, que una evaluación realista de las situación y las necesidades: agradeció al gobierno nacional –omitiendo a Cabandié y Berni, que visitaron por la tarde la provincia–, a Jujuy (JXC), Mendoza (JXC), Córdoba (Schiaretti), Kicillof, Misiones (también afectada por el fuego), Chaco, Santiago del Estero, “el Jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos aires [Horacio Rodríguez Larreta] que también está mandando recursos para corrientes” y Entre Rios.
Agradeció a la Policía de Corrientes y a los bomberos voluntarios. Luego de lo cual pasó a hablar del “rewinding”: “estábamos introduciendo especies que habían y que estaban extintas desde hace muchísimo tiempo y sufrimos fuego en todos los portales sin excepción” desde el comienzo del fuego “a mediados de enero”. “vemos como los animales están sufriendo”, señaló, ocultando que los incendios vienen ya desde diciembre de 2021. Greenwashing en medio del desastre.
Seguidamente apeló a los ciudadanía “para salvar a nuestros animales”, lamentó las pérdidas humanas “accidentales” y agradeció los fondos del gobierno (200 millones de ATN, 100 millones de desarrollo social, 200 millones de Agricultura, Ganadería y Pesca) y el despliegue del Ejército
El recurso de la “catástrofe” y el “cambio climático” para omitir las causas estructurales
“Vamos a estar declarando zona de desastre ecológico y ambiental en la provincia de Corrientes ante la magnitud de estos incendios que vemos”, planteó el gobernador. “El cambio climático hoy está, y que nos está golpeando fuerte […] esperemos que la naturaleza pronto pueda llegar a compensar con lluvias lo que hoy estamos sufriendo y que nos ayude a aliviar esto que estamos pasando. Uno puede tener previsibilidad pero realmente estamos ante una catástrofe”, agregó, omitiendo que la provincia ni siquiera cuenta con un cuerpo de brigadistas propio.
De este modo, Valdez ubica los incendios como una suerte de accidente con causas globales, delegando la responsabilidad política de su gobierno y del nacional, así como de la acción del Estado. No se trata de un “accidente” sino de políticas que preparan causas estructurales para los incendios, a saber: la industria maderera que introduce especies como el monocultivo de pino y el eucaliptus, que por su propia biología desertifican los suelos en un contexto de escasez hídrica, y están adaptadas al fuego en su propio metabolismo, promoviendo desde el Estado la acción de empresarios como Hugo Sigman (Pomera Maderas) y multinacionales belgas y austríacas (HS Timber Group). Diferentes pobladores, científicos y activistas ambientales vienen alertando desde hace años el peligro y la destrucción ambiental y social que conlleva este tipo de producción extractivista; por otro lado, el desfinanciamiento del plan de manejo del fuego; la ley de bosques; el cajoneo del proyecto de ley de humedales, que mantiene desprotegidos ecosistemas claves en la provincia que alberga el segundo humedal más grande del mundo.
Del lado del “cambio climático” –que efectivamente tiene su lugar en las altas temperaturas y la crisis hídrica– esta matriz extractivista que promueven tanto el macrismo como el Frente de Todos lo abona directamente: desde la deforestación (Argentina está entre los 10 países que más deforestan en el mundo), que elimina sumideros de carbono hasta la explotación de combustibles fósiles mediante fracking y el intento de instalar nuevas perforaciones petroleras en aguas ultraprofundas en el mar argentino, nuevas fuentes de gases de efecto invernadero. Con los incendios, esas causas estructurales se retroalimentan, en tanto destruyen aún más bosques nativos y generan más dióxido de carbono.
No es un accidente, es el producto deliberado de una estructura de negocios con la naturaleza, la salud y la vida de los territorios y las poblaciones, con el objetivo de enriquecer a un puñado de empresarios y pagar la deuda al FMI. Un verdadero crimen ambiental. No hay grieta en esta matriz y los agradecimientos a todo el arco político podrían leerse también en este sentido.
Medidas insuficientes, discurso de unidad para acallar las críticas e imploraciones de lluvia
“Tengan la seguridad que todo el equipo de gobierno está haciendo todo lo posible para tratar de salvar los recursos económicos, las vidas humanas en Corrientes y ni bien se sofoque (sic) vamos a seguir ayudando”, planteó cínicamente el gobernador. ¿Cómo? “Proponiendo mesas de encuentro para las distintas ramas de la producción porque hoy están absolutamente golpeados”. O sea, seguir abonando las mismas causas estructurales del desastre.
“Este es el momento de que estemos juntos es el momento donde no hay lugar a las grietas políticas a la chicana a los troles (sic) a las injurias personales, a las injurias que estamos recibiendo; tenemos que unirnos, este no es el momento de decir es el momento que nos tenemos que juntar los correntinos”, espetó Valdés. Acusa así recibo de la bronca y las críticas que circulan con fuerza en toda la provincia y se expresan en las redes sociales.
A la tarde habían circulado audios denunciando que la policía tenía instrucciones de privilegiar la residencia del gobernador frente al fuego y en redes se rechazaba también la prioridad que el gobierno le está dando a la organización de los carnavales en medio de este desastre.