La renovación del swap con China fue oficializada por el BCRA a través de un comunicado. La misma se realizará por una cifra de 130.000 millones de yuanes, lo que equivale a unos USD 19.000 millones, por un plazo de 3 años.
El monto de libre disponibilidad (aquellas divisas chinas que el BCRA está autorizado a mover) aumentará de 35 mil millones a 75 mil millones (unos 10 mil millones de dólares). A través de este mecanismo, la gestión de Massa espera lograr detener la fuerte presión devaluatoria que pesa sobre el peso argentina desde hace al menos un año, y que viene devaluando la moneda a un ritmo del 6% mensual.
Es cierto que todavía no está claro si el massismo tendrá vía libre para intervenir directamente sobre el mercado cambiario con las divisas liberadas por el Banco Central chino. Para ello debería primero convertir dichos yuanes a dólares a través de un mecanismo específico, que involucra la conversión de dichas divisas al dólar hongkonés (USDHKD) y recién entonces a la divisa norteamericana. Para esto, Miguel Pesce necesitaría la autorización formal del Central chino.
Pero, aún así, la libre disponibilidad de yuanes le da mayor margen de maniobra a la gestión panperonista encabezada por Massa. Sucede que el otro destino posible de esos yuanes es el pago de importaciones, que se está convirtiendo en un dolor de cabeza constante para el gobierno. De esa manera, se liberarían los dólares norteamericanos (los pocos que hay en las reservas) para la intervención sobre el mercado cambiario.
A estas horas, el objetivo de Massa es simple e inmediato: mantener la estabilidad durante los próximos 4 meses, para no quedar descalificado antes de tiempo en la carrera electoral.