Macri medita dejar la presidencia del PRO y alejarse de la política: desgaste con Milei y ambiciones en la FIFA

Mauricio Macri evalúa renunciar a la presidencia del PRO después de las elecciones de octubre, frustrado por el destrato de Javier Milei y el rumbo errático que ha tomado su partido desde la derrota en la Ciudad de Buenos Aires. En paralelo, considera reorientar su carrera hacia el plano internacional, donde busca posicionarse con mayor protagonismo dentro del universo del fútbol global.

El exmandatario preside actualmente una fundación asociada a la FIFA, pero sin injerencia en las decisiones relevantes del organismo conducido por Gianni Infantino. El “refugio del fútbol” le ofrece, por ahora, una salida elegante de la escena política local, una actividad que —según allegados— ya no le despierta entusiasmo ni voluntad de intervención. “Es imposible administrar esta locura”, suele repetir ante sus íntimos, cuando le exigen que ponga la cara por dirigentes del PRO hoy desperdigados, divididos o sin brújula.

Macri delegó buena parte del manejo político al diputado Cristian Ritondo, especialmente en el armado con los libertarios en la provincia de Buenos Aires. A la vez, se desentendió de la campaña bonaerense, incluso frente a voces internas que le piden reeditar una coalición opositora más sólida frente a Milei. Para Macri, sin embargo, el experimento libertario es difícil de reconducir, y la relación con el Presidente se ha desgastado hasta volverse casi inexistente.

En el entorno macrista ya se barajan nombres para ocupar la presidencia del partido si se concreta su renuncia. El más firme es Fernando de Andreis, histórico operador y mano derecha del expresidente. “Es un doble gesto: pone a alguien de su total confianza y, al mismo tiempo, muestra un desprecio explícito por seguir en la rosca política”, deslizó un dirigente del PRO en diálogo con LPO. En el campamento libertario, en tanto, Karina Milei insiste en borrar todo vestigio amarillo de las boletas que se verán en octubre.

En los últimos meses, Macri también acumuló frustraciones en el plano del fútbol. No tuvo participación destacada en el Mundial de Clubes realizado en Estados Unidos, donde una imagen lo dejó particularmente herido: su histórico rival, Juan Román Riquelme, sentado al lado de Infantino. El exBoca esperaba que la eliminación del club neutralizara el impacto de esa foto, pero también sintió el golpe simbólico.

Más aún: Macri quedó fuera del centro de escena en el reciente Congreso de la FIFA en Paraguay. Allí, mientras Riquelme y Claudio “Chiqui” Tapia jugaban un picado con Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, el expresidente argentino apenas alcanzó a llegar en un vuelo low cost de JetSmart. Pese a sus esfuerzos, fue el “Chiqui” quien terminó siendo designado como representante sudamericano en el Consejo de la FIFA, una posición que Macri anhela desde hace tiempo.

Así, entre el desgaste doméstico y las barreras internacionales, Macri transita una etapa de repliegue. Su figura ya no concentra los resortes del poder en el PRO y su vínculo con Milei se ha tensado al punto de volverse irrelevante. La política, para él, dejó de ser un tablero desafiante y se convirtió en una carga.

Queda por verse si su salida del partido será inmediata, después de octubre, o si todavía mantiene alguna esperanza de reconciliar los hilos dispersos del espacio que alguna vez fundó y lideró con mano firme. Lo cierto es que, para muchos en su entorno, Mauricio Macri ya dio el primer paso hacia su despedida de la política argentina.

Fuente: LPO

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