En momentos como la campaña electoral actual, los ciudadanos nos esforzamos por comprender las propuestas de los candidatos. Sin embargo, enfrentamos dificultades para descifrar el camino cuando los hechos no concuerdan extrañamente con las propuestas. Este proceso de desciframiento está lleno de obstáculos, ya que al verificar cómo se implementan las propuestas, descubrimos que el significado de estas no coincide con los resultados. En otras palabras, lo que se dice no siempre se alinea con lo que se hace una vez en el poder, y esto es más evidente en el comportamiento de aquellos que aún no tienen el poder y cuyas alianzas electorales a menudo son contradictorias.

Para abordar este tema de significados y significantes en la política, es importante considerar cómo los políticos articulan sus propuestas a través de la interpretación de los hechos. En este contexto, es crucial entender que los políticos no cambian abruptamente el sentido de lo que dicen y hacen de un día para otro. Por ejemplo, el gobierno afirma que la economía está creciendo y que el país está en camino hacia el crecimiento, pero esta afirmación se cuestiona debido a la realidad que conocemos, que es opuesta a estas afirmaciones.

Un ejemplo similar se observa cuando Sergio Massa menciona que debe lidiar con los problemas del fondo y la herencia que recibió. No obstante, él es parte del gobierno y ha sido responsable del endeudamiento y el fracaso económico. Asimismo, a pesar de tener todas las herramientas y poder para tomar decisiones como Ministro de Economía durante un año, promete acabar con la inflación pero no ha tomado medidas efectivas al respecto.

La retórica utilizada por el kirchnerismo también es digna de análisis. Utilizan términos como “derechos” y “pueblo”, pero su significado en boca de ellos difiere de la comprensión general. Es claro que el país enfrenta una falta de derechos y que el pueblo somos todos. Además, aquellos que se presentan como representantes del pueblo a menudo han abusado de su poder, sumiendo a muchas personas en la pobreza mientras ellos incrementaron su riqueza.

La dificultad radica en que las palabras han perdido su significado genuino y se han convertido en cascarones vacíos. Para abordar esto en el futuro, será esencial corregir esta distorsión de los términos y ajustarlos a sus significados verdaderos. Esto incluye abordar cuestiones como los derechos humanos de manera integral y promover una inclusión real en la sociedad, no como es hoy aplicado solo a los que piensan como ellos.

En resumen, nos encontramos en una lucha cultural para reconectar los significantes con sus significados reales. Esto es fundamental para que todos podamos ser parte activa en la construcción del país que deseamos. La distorsión de los significados, en gran medida atribuible al kirchnerismo, ha generado la necesidad de afrontar esta lucha por la claridad y autenticidad en el discurso político.

Osvaldo Gonzalez Iglesias – Editor