Ley Ómnibus en Argentina: Impacto y Tensiones en Sectores Políticos y Sociales

El país se ve conmocionado por un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y dos proyectos denominados “ómnibus”.

¿Quién ha tenido la audacia de proponer estas medidas? ¿Quién se beneficia y quién resulta perjudicado por estos paquetes enviados a la legislatura? Quizás es demasiado pronto para sacar conclusiones; los hechos hablarán en los próximos meses. Sin embargo, al observar las reacciones que han desencadenado, podemos dirigir nuestra atención para entender los cuestionamientos de esos sectores y los derechos que reclaman, primero a raíz del DNU y luego con el paquete “ómnibus” enviado al Congreso.

Hasta el momento, tres sectores destacados de la vida política argentina han reaccionado con mayor vehemencia: el movimiento sindical, las organizaciones sociales y ambas cámaras legislativas, tanto Diputados como Senadores.

Los sindicalistas de la CGT se han mostrado indignados por las reformas implícitas en el DNU, que liberaría las ataduras en la elección de una obra social más adecuada para los trabajadores, arrebatando a los sindicatos el control de los aportes de los trabajadores a las obras sociales que administran. Estos aportes han sido la fuente de las fortunas acumuladas por estos líderes sindicales durante años. Su riqueza contrasta con la pobreza de sus representados. No les preocupó la alta inflación, la elevada tasa de pobreza ni la marginalidad, ni tampoco la carencia de alimentos básicos para más del 60% de los niños.

En estos últimos cuatro años, sus afiliados han perdido más del 40% de su poder adquisitivo, pero los sindicalistas no han sido capaces de emitir una declaración al respecto o convocar a un paro, pero si lo han hecho ahora a pocos días de asumir un nuevo presidente que cuenta con el apoyo del 56% del electorado. Estas maniobras no pasan desapercibidas para la sociedad que desprecia sus acciones. A pesar de ello, estos líderes sindicales aún cuentan con un grupo de trabajadores que los apoya, un en ramaje de privilegios y favores persisten sobre la reflexión, favores que les otorgan sus dirigentes quienes observar con temor el futuro del país que parece ya no querer ser el mismo.

Los movimientos sociales, cuyos líderes ahora ven amenazados sus privilegios, se han visto involucrados en un escándalo que implica el fraude entre ellos y sus cómplices administradores de planes sociales. Son estos líderes de la pobreza quienes han manipulado y extorsionado a sus seguidores, sometiéndolos a una vida miserable. Han presionado a sus seguidores para apoyar una ideología que promulgan, pero sin explicarles su verdadero propósito. Obligan a sus seguidores a tomar posturas sin comprender las razones, amenazándolos con la pérdida de beneficios si no cumplen con sus órdenes. Están furiosos y han salido a las calles, aunque cada vez menos personas los siguen.

Los diputados y senadores desean ser considerados en la toma de decisiones. La estructura constitucional del país requiere el debate en ambas cámaras sobre las medidas que propone el gobierno. Estos legisladores deberían ser impulsores de reformas que mejoren la vida de las personas. A través de ellos, el pueblo gobierna y es su responsabilidad legislar en su beneficio. Sin embargo, muchos de ellos han sido parte de una élite política y económica que ha disfrutado de privilegios durante años. Si bien algunos buscan mejorar las leyes, la mayoría de las discusiones en comisiones y sesiones se convierten en negociaciones para intercambiar beneficios, prebendas, cargos y dinero.

No es necesario que Milei lo diga, la sociedad sabe que, a pesar de que algunos debates son honestos y buscan mejorar las leyes y su aplicación, muchas de estas discusiones se reducen a negociaciones llenas de intereses y acuerdos opacos. Aunque algunos políticos traten de disimularlo, la hipocresía es una característica arraigada en sus comportamientos.

La imagen de Javier Milei ha crecido en estos últimos días, mientras que estos tres sectores se oponen a sus medidas sin justificación clara. Los Kichneristas ahora salen a las calles antes de entender de qué se trata. Sin embargo, estas acciones solo aumentan la percepción positiva hacia Milei. La sociedad demanda un diálogo honesto y justo, un funcionamiento institucional adecuado y que los más pobres no sean excluidos del sistema. Sin embargo, quienes han causado tanto daño y han arrastrado al país al borde del abismo ya no son creíbles. La sociedad solo ve en Milei a alguien muy diferente a ellos, alguien que no miente y que está dispuesto a pagar el costo de sus medidas si estas son las que prometió en campaña y por las que fue votado. No les ha fallado, mientras que el resto sigue siendo más de lo mismo, el pasado que nos condujo a esta situación.

Osvaldo González Iglesias – Escritor, Editor

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