Debate y Convergencia

Las verdaderas razones por las que cayó de manera súbita el Imperio romano

El historiador José Soto Chica analiza en ‘El águila y los cuervos’ (Desperta Ferro Ediciones) las circunstancias que llevaron al imperio latino a un proceso que empobreció y ensombreció Europa

'La invasión', por Évariste Vital Luminais,  se muestra a jefes galos volviendo con prisioneros romanos.

‘La invasión’, por Évariste Vital Luminais, se muestra a jefes galos volviendo con prisioneros romanos. ABC

César Cervera

CÉSAR CERVERA

19/10/2022Actualizado a las 10:53h.

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Los mismos pueblos y personas que conspiran para la caída de los grandes imperios desde dentro son luego los que, tras el derrumbe, más sufren con el caos y la inseguridad que caen sobre sus cabezas. Es el sentido natural de la historia: cuanto más grande es un imperio mayor es el hueco que queda a su muerte. «Ese gran marco de intercambio que había en todo el Mediterráneo durante 500 años se vino abajo. El mundo se empobreció de forma súbita, rápida y catastrófica», relata el historiador José Soto Chica, que acaba de publicar ‘El águila y los cuervos‘ (Desperta Ferro Ediciones) para analizar sin tópicos decimonónicos las verdaderas razones de la caída de Roma.

El colapso del Occidente romano es un misterio historiográfico del que se debate desde hace siglos y del que se han dado explicaciones desde económicas, una inflación disparada; hasta religiosas, el imperio cayó por haber abrazado el cristianismo; pasando por las climatológicas y las médicas, epidemias y problemas con el plomo de las tuberías. Sin embargo, ninguna de estas explicaciones ha dado respuesta completa a la pregunta de que, más allá de los problemas estructurales, cómo pudo un imperio tan poderoso, y en apariencia tan sólido, venirse por completo abajo en apenas setenta años.

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«Cuando se habla de colapso económico hay que tener en cuenta que las operaciones bancarias de las que tenemos testimonio en el siglo IV superan en número a las de cualquier otra época. La circulación de oro se multiplicó por tres y en ningún otro momento del mundo romano hubo tanto oro circulando en moneda. Ambos parámetros indican una economía vital en expansión con el comercio internacional en crecimiento y la inflación, que era una de las grandes preocupaciones, moderándose a partir del año 365, cuando se quedó en un 3%. Los datos nos hablan de una economía próspera y en expansión», señala Soto Chica, que también destaca como ese imperio restableció su frontera, su ejército volvió a ser hegemónico y volvió a imponerse a los bárbaros justo antes de explotar definitivamente.

De entre las 200 causas que se suelen esgrimir para explicar un proceso tan súbito, este profesor de la Universidad de Granada se vio sorprendido por la dirección que tomó su investigación, muy distinta de la idea que él tenía. En concreto, tres factores fueron en su opinión determinantes para destruir Roma: la continua lucha por el poder que «se exacerba hasta unos límites realmente descomunales», una acumulación de riqueza en pocas manos que desestabiliza por completo las relaciones de las élites con el gobierno central y el desapego que desarrollaron las élites de la periferia. «Los cuervos fueron las élites que prosperaron bajo la sombra protectora del águila del Imperio romano y que, en un momento dado, creyeron que ya no les era necesario el imperio. Y se equivocaban, porque era precisamente lo que les daba estabilidad y prosperidad», afirma.

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