La reunión del jueves pasado entre Santiago Caputo y Mauricio Macri fue solo la más reciente de varios encuentros destinados a reparar la relación entre el oficialismo y el PRO. Tres semanas antes, ambos habían acordado trabajar en conjunto en temas energéticos y legislativos. Sin embargo, a pesar de estos acercamientos, persisten la desconfianza y la tensión dentro del macrismo, que siente que los compromisos asumidos por el Gobierno no se han cumplido del todo.
Desde entonces, el Ejecutivo ha hecho algunos gestos hacia el PRO. Caputo se reunió con Cristian Ritondo, jefe del bloque de PRO en Diputados, para coordinar una mesa legislativa reducida, y se convocó a Emilio Apud, técnico en temas energéticos del PRO, para dialogar con Daniel González, el hombre a cargo de energía en el Gobierno. Estas iniciativas buscan fortalecer el vínculo y encontrar puntos en común, sobre todo en el contexto del debate sobre el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario.
Las tensiones internas del PRO
Sin embargo, estos esfuerzos no han sido suficientes para aplacar el malestar dentro del PRO. El partido amarillo se siente ignorado en las negociaciones clave y ha expresado su frustración cuando el Gobierno emitió un decreto sobre la privatización de Aerolíneas Argentinas, un tema en el que el PRO ya había presentado un proyecto. Las quejas son claras: el PRO apoya al Gobierno en sus batallas, pero siente que no recibe el trato especial que espera a cambio.
Además, la participación de Patricia Bullrich en las reuniones clave del gobierno de Milei, sin condicionamientos, ha generado más fricciones. Bullrich, vista como enemiga política de Macri y Ritondo, ha tenido voz en la mesa chica libertaria, mientras que las cabezas del PRO, que ayudan a defender los vetos y las leyes del Ejecutivo, son excluidas de esas decisiones.
Reajuste en las negociaciones
Ante estas tensiones, el Gobierno propuso abrir una serie de encuentros entre Caputo, Karina Milei y Ritondo para discutir temas tanto legislativos como políticos. Se espera que estos espacios, más reducidos y directos, permitan acuerdos más efectivos, aunque por el momento no se ha fijado una fecha ni una frecuencia concreta para estas reuniones.
El PRO, por su parte, sigue desconfiando de la voluntad del Ejecutivo. Tras las reuniones entre Macri y Caputo, el partido amarillo advirtió que apoyará el veto de Milei por “coherencia”, pero asegura que será “el último” apoyo incondicional si no se cumplen los compromisos asumidos. Macri mismo considera que la reunión del jueves no fue “buena” y que las promesas de colaboración todavía no han sido cumplidas, lo que refuerza la tensión en la relación.
En paralelo, la administración de Milei continúa insistiendo en que, aunque están abiertos a sugerencias del PRO, las decisiones finales las tomará el Gobierno, sin ceder cargos ni control. Con este panorama, la relación entre el oficialismo y sus aliados enfrenta un momento crítico, donde la desconfianza podría definir el rumbo de futuras alianzas y apoyos legislativos.