La Unión Europea busca asegurar minerales críticos en Latinoamérica para su transición energética

En un mundo en constante evolución hacia un futuro más sostenible, el Pacto Verde Europeo se alza como una piedra angular para la transformación de las políticas y prácticas industriales, especialmente en el ámbito energético. No obstante, la materialización de esta ambiciosa visión no puede ser llevada a cabo sin el apoyo esencial de los minerales críticos requeridos para impulsar la transición energética. Europa ha comprendido la importancia de asegurar el suministro de estos valiosos recursos, que son extraídos en otras regiones del planeta, y los líderes latinoamericanos son plenamente conscientes de la fortaleza estratégica que esto representa.

En ese sentido, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha llevado adelante una valiosa iniciativa, forjando nuevos acuerdos en la cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Estos acuerdos se centran precisamente en los minerales críticos, cuya “vulnerabilidad” adquiere un alcance geopolítico de relieve, según un informe reciente de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena).

En una demostración de esta estrategia, Von der Leyen ha rubricado pactos con líderes latinoamericanos para asegurar el acceso a materias primas críticas, como el litio y el cobre, elementos fundamentales en la composición de vehículos y baterías. En uno de estos acuerdos, la UE y Argentina han estrechado lazos para obtener estas valiosas materias primas, a cambio de promover e invertir en el desarrollo de energías verdes en distintas regiones del país sudamericano.

La importancia de asegurar el suministro de minerales críticos se vislumbra aún más cuando se examina el hecho de que Argentina posee el 4,7% de las reservas mundiales de litio. Europa, con la mirada puesta en su propia transición energética, está dispuesta a desembolsar millones de euros para obras de infraestructura y proyectos verdes en este país latinoamericano.

El compromiso de la UE con la transición energética y la búsqueda de litio y hidrógeno verde ha llevado a otra relevante alianza con Chile, país que también alberga grandes reservas de litio (14,6%) y cobre (23,6%). En un esfuerzo por fortalecer “las cadenas de valor sostenibles de materias primas”, la presidenta de la Comisión Europea ha suscrito un acuerdo similar con la nación sudamericana. Este paso, según Von der Leyen, asegurará un mayor grado de seguridad en los suministros para Europa y proporcionará a Chile nuevas oportunidades laborales, en un ejemplo claro de cómo la UE busca establecer relaciones comerciales beneficiosas para ambas partes.

La relevancia de América Latina en esta dinámica comercial no es pasada por alto por la Comisión Europea, ya que se percibe como una región “indispensable” para disminuir la alta dependencia que Europa tiene actualmente con China en cuanto a la obtención de minerales críticos.

Aunque los acuerdos han sido celebrados por algunos líderes europeos como un paso crucial para el despliegue de la Agenda de Inversión Global Gateway de la UE y la consecución de sus objetivos en materia de clima y energía, organizaciones sociales de ambos lados del océano han expresado su escepticismo y descontento. Para ellos, estos acuerdos simplemente reproducen la lógica extractivista y colonial del pasado, sin abordar adecuadamente las preocupaciones sobre sostenibilidad, justicia climática, y derechos humanos.

Las inversiones en la obtención de minerales como el litio, el cobalto, el níquel y el cobre han experimentado un crecimiento significativo en la región, con aumentos superiores al 50% en algunos casos. Sin embargo, también se reconoce que los costes ambientales asociados siguen siendo altos y los avances en la sostenibilidad ambiental han sido lentos. La comunidad europea debe enfrentar el desafío de garantizar que estas inversiones se realicen de manera responsable y sostenible, para cumplir con las expectativas de la transición energética verde.

En este marco, el continente latinoamericano se presenta como una prometedora central energética global de energías renovables, y la UE busca establecer “nuevas sociedades” para fomentar la capacidad local y permitir a los países latinoamericanos convertirse en productores finales, contribuyendo así al desarrollo de una cadena de valor más equitativa y sostenible.

Este enfoque estratégico marca un giro político y comercial en la relación entre la UE y América Latina, con la promesa de fortalecer las capacidades locales y compartir conocimientos para el beneficio mutuo. Sin embargo, las críticas y la vigilancia de la sociedad civil serán fundamentales para garantizar que estos acuerdos no solo impulsen la industria europea, sino que también respeten los derechos humanos y el medio ambiente en la búsqueda de una transición energética sostenible y responsable.

En un mundo en constante evolución hacia un futuro más sostenible, el Pacto Verde Europeo se alza como una piedra angular para la transformación de las políticas y prácticas industriales, especialmente en el ámbito energético. No obstante, la materialización de esta ambiciosa visión no puede ser llevada a cabo sin el apoyo esencial de los minerales críticos requeridos para impulsar la transición energética. Europa ha comprendido la importancia de asegurar el suministro de estos valiosos recursos, que son extraídos en otras regiones del planeta, y los líderes latinoamericanos son plenamente conscientes de la fortaleza estratégica que esto representa.

En ese sentido, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha llevado adelante una valiosa iniciativa, forjando nuevos acuerdos en la cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Estos acuerdos se centran precisamente en los minerales críticos, cuya “vulnerabilidad” adquiere un alcance geopolítico de relieve, según un informe reciente de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena).

En una demostración de esta estrategia, Von der Leyen ha rubricado pactos con líderes latinoamericanos para asegurar el acceso a materias primas críticas, como el litio y el cobre, elementos fundamentales en la composición de vehículos y baterías. En uno de estos acuerdos, la UE y Argentina han estrechado lazos para obtener estas valiosas materias primas, a cambio de promover e invertir en el desarrollo de energías verdes en distintas regiones del país sudamericano.

La importancia de asegurar el suministro de minerales críticos se vislumbra aún más cuando se examina el hecho de que Argentina posee el 4,7% de las reservas mundiales de litio. Europa, con la mirada puesta en su propia transición energética, está dispuesta a desembolsar millones de euros para obras de infraestructura y proyectos verdes en este país latinoamericano.

El compromiso de la UE con la transición energética y la búsqueda de litio y hidrógeno verde ha llevado a otra relevante alianza con Chile, país que también alberga grandes reservas de litio (14,6%) y cobre (23,6%). En un esfuerzo por fortalecer “las cadenas de valor sostenibles de materias primas”, la presidenta de la Comisión Europea ha suscrito un acuerdo similar con la nación sudamericana. Este paso, según Von der Leyen, asegurará un mayor grado de seguridad en los suministros para Europa y proporcionará a Chile nuevas oportunidades laborales, en un ejemplo claro de cómo la UE busca establecer relaciones comerciales beneficiosas para ambas partes.

La relevancia de América Latina en esta dinámica comercial no es pasada por alto por la Comisión Europea, ya que se percibe como una región “indispensable” para disminuir la alta dependencia que Europa tiene actualmente con China en cuanto a la obtención de minerales críticos.

Aunque los acuerdos han sido celebrados por algunos líderes europeos como un paso crucial para el despliegue de la Agenda de Inversión Global Gateway de la UE y la consecución de sus objetivos en materia de clima y energía, organizaciones sociales de ambos lados del océano han expresado su escepticismo y descontento. Para ellos, estos acuerdos simplemente reproducen la lógica extractivista y colonial del pasado, sin abordar adecuadamente las preocupaciones sobre sostenibilidad, justicia climática, y derechos humanos.

Las inversiones en la obtención de minerales como el litio, el cobalto, el níquel y el cobre han experimentado un crecimiento significativo en la región, con aumentos superiores al 50% en algunos casos. Sin embargo, también se reconoce que los costes ambientales asociados siguen siendo altos y los avances en la sostenibilidad ambiental han sido lentos. La comunidad europea debe enfrentar el desafío de garantizar que estas inversiones se realicen de manera responsable y sostenible, para cumplir con las expectativas de la transición energética verde.

En este marco, el continente latinoamericano se presenta como una prometedora central energética global de energías renovables, y la UE busca establecer “nuevas sociedades” para fomentar la capacidad local y permitir a los países latinoamericanos convertirse en productores finales, contribuyendo así al desarrollo de una cadena de valor más equitativa y sostenible.

Este enfoque estratégico marca un giro político y comercial en la relación entre la UE y América Latina, con la promesa de fortalecer las capacidades locales y compartir conocimientos para el beneficio mutuo. Sin embargo, las críticas y la vigilancia de la sociedad civil serán fundamentales para garantizar que estos acuerdos no solo impulsen la industria europea, sino que también respeten los derechos humanos y el medio ambiente en la búsqueda de una transición energética sostenible y responsable.

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