La resurrección de la SIDE: Implicaciones y desafíos

El reciente decreto del presidente Javier Milei, que revive a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), no tiene otro propósito que fortalecer al organismo con amplias facultades operativas y presupuestarias, incluyendo los gastos reservados, y centralizar en él la supervisión de todo el sistema de inteligencia nacional. Esta tarea, hasta ahora, estaba dividida entre los Ministerios de Seguridad y Defensa, encabezados por Patricia Bullrich y Luis Petri respectivamente.

De los decretos 614 y 615 que crean la nueva SIDE, se desprende que Sergio Neiffert, el nuevo secretario, tendrá una fuerte influencia sobre el funcionamiento operativo y los presupuestos de la Dirección de Inteligencia Criminal, bajo la órbita de Bullrich, y la Dirección de Inteligencia Estratégica Militar, dependiente de Petri. Desde la asunción de Milei, ambos ministros lucharon por mantener estas dependencias bajo su control, logrando solo parcialmente su objetivo. El decreto 615 establece que, aunque estas direcciones mantendrán la facultad de elaborar y ejecutar sus presupuestos, la asignación de partidas estará condicionada a varios factores, como la misión, su duración, y los medios involucrados.

La SIDE también dictará un reglamento para establecer un cronograma de desembolso de los fondos asignados, pudiendo suspender la asignación en caso de incumplimientos. En definitiva, serán Neiffert y Caputo quienes determinarán el flujo presupuestario para las operaciones de todos los organismos del sistema de inteligencia nacional. Además de las direcciones bajo los ministerios de Seguridad y Defensa, la SIDE incluirá el Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), la Agencia de Seguridad Nacional (ASN), la Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC) y la División de Asuntos Internos (DAI).

Esta concentración de poder y manejo presupuestario en pocas manos es inédita, según expertos y legisladores de la oposición. Desde el Ministerio de Seguridad, los voceros de Bullrich relativizaron la eventual injerencia de la SIDE sobre la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, asegurando que han ganado autonomía presupuestaria y operativa.

Desde la intervención de la ex Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en diciembre, Milei ha aumentado significativamente los gastos reservados de la ahora SIDE, incrementándolos en un 391%. El presupuesto general del organismo también se ha incrementado exponencialmente, alcanzando los $36.741 millones, un aumento del 136%.

El gasto total destinado a la inteligencia nacional es de $168.490 millones, con un aumento promedio del 153% desde enero pasado. Estas partidas están distribuidas entre distintas fuerzas bajo los Ministerios de Defensa y Seguridad del Estado, todas bajo la supervisión de Neiffert. Este último, un neófito en inteligencia, ha sido nombrado sin el acuerdo del Senado, gracias al decreto de Milei, al igual que los directores de las nuevas entidades especializadas de la SIDE.

El decreto de Milei ha generado controversia, siendo criticado por el diputado Leopoldo Moreau, quien lo considera ilegal y ha anticipado que lo objetará en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo. Además, advierte que la nueva Agencia de Ciberseguridad tendrá potestad para interceptar comunicaciones, tarea exclusiva de la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco), a cargo de la Corte Suprema.

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