La decisión del presidente Javier Milei de proponer a Ariel Lijo como candidato para la Corte Suprema de Justicia está generando tensiones tanto en la oposición como dentro de las filas del oficialismo, lo que agrega suspenso sobre la compleja negociación política que el Gobierno deberá enfrentar y alimenta especulaciones sobre un eventual acuerdo con el kirchnerismo.La propuesta de Manuel García Mansilla para ocupar el asiento que dejaría Juan Carlos Maqueda en caso de jubilarse en diciembre genera menos controversia en comparación con la postulación de Lijo para ocupar la vacante dejada por la jueza Elena Highton de Nolasco.Dentro del oficialismo, el senador Francisco Paoltroni ya ha adelantado públicamente que no apoyará el pliego de Lijo, a quien vincula con el gobernador Gildo Insfrán. Mientras tanto, en la oposición, referentes de la Coalición Cívica liderada por Elisa Carrió están presionando públicamente a la UCR para que se pronuncie en contra de la postulación del juez federal, aunque hasta ahora sin éxito.Este proceso para completar la Corte Suprema, ordenado por Milei oficialmente, se prevé largo tanto por los pasos legales que deben seguirse como por la complejidad de la negociación política que el Gobierno enfrentará para obtener la aprobación de los pliegos en el Senado. La situación sugiere que la negociación ya podría estar en marcha de manera transversal.Los pliegos de los jueces ingresarán oficialmente al Senado en sesión, pero el proceso legal para oficializar a los candidatos requiere un plazo de 15 días para que organizaciones y ciudadanos presenten apoyos u objeciones antes de enviar los pliegos al Senado. Aunque la orden de Milei ya se ha dado, este proceso todavía no ha comenzado, lo que contribuye a la incertidumbre y a las tensiones políticas en torno a la situación.