La marca, el color y el control: La Libertad Avanza complica sus alianzas provinciales con exigencias unilaterales

Las primeras negociaciones electorales que encaró La Libertad Avanza (LLA) en el interior del país no están cosechando los resultados esperados por el oficialismo nacional. Gobernadores con voluntad de cerrar acuerdos para las elecciones de octubre expresan su malestar por las condiciones impuestas desde la cúpula libertaria. La exigencia de imponer la marca «La Libertad Avanza», el color violeta y ocupar lugares clave en las listas ha generado fricciones, cortocircuitos y, en algunos casos, la ruptura total de las conversaciones.

“No vamos a pintarnos de violeta gratis”, sintetizó gráficamente un colaborador cercano a un gobernador que busca un entendimiento, pero sin resignar identidad política ni protagonismo. La frase resume el fastidio que empieza a extenderse entre mandatarios provinciales —tanto oficialistas como opositores— que sienten que, desde la Casa Rosada, se privilegia una estrategia electoral cerrada y unilateral.

El caso Corrientes: el punto de inflexión

La reciente ruptura entre LLA y el gobernador radical de Corrientes, Gustavo Valdés, encendió las alarmas. Tras semanas de negociaciones, el oficialismo nacional decidió competir con una boleta puramente libertaria, rompiendo puentes con el mandatario local y otros aliados potenciales como el senador Carlos “Camau” Espínola. Las versiones cruzadas sobre la negociación fallida reflejan el mal clima: mientras Valdés acusa a los libertarios de pretensiones desmedidas, desde LLA sostienen que el gobernador intentó imponer candidatos sin apertura ni flexibilidad.

La decisión de competir en soledad en Corrientes impactó negativamente entre otros gobernadores que observaban con interés cómo se resolvía esa pulseada. En distritos como Mendoza, San Luis, Entre Ríos y Chaco, la experiencia correntina comenzó a actuar como un antecedente disuasorio.

Exigencias rígidas y fondos ausentes

Los gobernadores dispuestos a colaborar electoralmente con Milei reclaman algo más que representación en las listas: exigen respeto por las identidades locales y cumplimiento de compromisos de gestión. La falta de fondos y el escaso margen de maniobra que concede Nación también alimentan el desencanto.

En Mendoza, por ejemplo, Alfredo Cornejo mostró disposición a negociar con LLA. Sin embargo, el pedido de postergar las elecciones provinciales y suprimir la marca «Cambia Mendoza» para adoptar exclusivamente el sello violeta se percibió como una línea roja difícil de cruzar. En San Luis, el gobernador Claudio Poggi podría acompañar una lista encabezada por el oficialismo nacional, pero espera a cambio mayor agilidad en obras públicas comprometidas.

Buenos Aires: alianza precaria con el PRO

En la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza avanza en un entendimiento con el PRO, aunque todavía sin la participación de la UCR. El acuerdo, que se oficializaría con el cierre de alianzas esta semana, no está exento de tensiones. El PRO logró apenas colar un apoderado en la estructura, y varios intendentes “amarillos” temen quedar diluidos bajo la impronta libertaria. La boleta, todo indica, llevará el sello y color libertario, sin rastros del partido fundado por Mauricio Macri.

Entre Ríos y Chaco: pragmatismo en disputa

En Entre Ríos, el gobernador Rogelio Frigerio mantiene canales de diálogo abiertos con LLA. La provincia elige cinco diputados y tres senadores, y la falta de un acuerdo de centroderecha podría beneficiar al peronismo. Sin embargo, Frigerio también es uno de los articuladores del bloque de 24 gobernadores que presionan al Gobierno nacional por la coparticipación del impuesto a los combustibles y los ATN. Ese tironeo podría erosionar cualquier acercamiento electoral.

En Chaco, Leandro Zdero ensayó una fórmula compartida con los libertarios en los comicios provinciales, bajo la marca “Chaco Puede + LLA”. Pero ahora, los libertarios exigen un sello propio para octubre, lo que podría fracturar la coalición.

Santa Fe, Córdoba y CABA: camino propio

En Santa Fe, todo indica que LLA competirá con lista pura, enfrentando al oficialismo provincial. En Córdoba, Gabriel Bornoroni lidera el armado con autonomía, aunque podría sumar a Luis Juez como socio estratégico. La relación con el PRO y la UCR, sin embargo, es distante.

En la Ciudad de Buenos Aires, Karina Milei está decidida a disputar el liderazgo de la oposición, incluso contra figuras históricas del macrismo. Una de las apuestas es que Patricia Bullrich encabece la lista al Senado, en un nuevo intento por absorber a sectores del electorado de centroderecha.

Conclusión: ¿alianza o absorción?

Más que una estrategia de coaliciones, los gobernadores perciben que La Libertad Avanza busca absorciones. La exigencia de resignar marcas, colores y protagonismo sin compensaciones visibles tensiona cualquier intento de unidad. El armado electoral de Milei enfrenta así un dilema: priorizar la identidad libertaria a costa de alianzas eficaces o flexibilizar sus condiciones para construir una mayoría competitiva en octubre.

Por ahora, el mensaje que reciben los mandatarios provinciales es claro: el violeta no se negocia. Pero el poder, en la Argentina, siempre se teje con matices.

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