Debate y Convergencia

La justicia brasileña ordena a la policía interrogar a Bolsonaro por instigar los actos golpistas de enero

y no achicar: El expresidente brasileño Jair Bolsonaro será interrogado por la Policía Federal de Brasil en los próximos días por presuntamente haber alentado los actos golpistas del pasado mes de enero en Brasilia, cuando miles de sus seguidores irrumpieron de forma violenta en el Congreso Nacional, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial.

El juez del Supremo Alexandre de Moraes dio este viernes un plazo de diez días para que la policía interrogue al líder ultraderechista “para aclarar la responsabilidad de autores intelectuales y de las personas que instigaron los actos golpistas del 8 de enero”, informó la Corte en un comunicado. La petición para que Bolsonaro fuese interrogado fue presentada por la Fiscalía pocos días después de la intentona golpista, pero el juez no la pudo evaluar hasta ahora porque Bolsonaro estaba en Estados Unidos desde el 30 de diciembre. Tras su regreso a Brasil el pasado 30 de marzo, y sin el escudo legal que le daba la presidencia, todos los procesos contra Bolsonaro vuelven a andar. El juez cree que escuchar al expresidente es “indispensable para que se aclaren del todo los actos investigados”. Lo que más pesa contra él es un tuit del 10 de enero, cuando el país aún estaba en shock por lo sucedido, en que Bolsonaro insistía en sus argumentos de que las elecciones fueron un fraude. Colgó un video en que se cuestionaba la fiabilidad del sistema electoral. Bolsonaro lo borró pocas horas después temiendo la repercusión, pero ahora es la base de este proceso, al margen de la retórica que mantuvo a lo largo de prácticamente todo su mandato y que reforzó en la campaña electoral. El Supremo afirma que con ese tuit “supuestamente habría incitado a la perpetración de crímenes contra el Estado de Derecho”.

La petición de la Fiscalía para que se investigue a Bolsonaro fue motivada sobre todo por ese efímero tuit, pero días después aparecieron indicios aún más contundentes. La policía registró la casa de su exministro de Justicia, Anderson Torres, que el 8 de enero era el máximo responsable de la seguridad en el Gobierno del Distrito Federal, y encontró guardado en un cajón el borrador de un decreto que permitiría a Bolsonaro anular los poderes del Tribunal Superior Electoral (el órgano que proclama el resultado de los comicios), lo que le consentiría revertir el resultado de las urnas.

Los problemas se le acumulan a Bolsonaro desde que pisó Brasilia al regreso de su letargo en Florida. Primero fue interrogado por otro caso, en el que está acusado de haberse apropiado de forma indebida de joyas regaladas por los gobiernos de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Este jueves, la Fiscalía pidió que se le condene por haber cometido abuso de poder, al entender que se aprovechó de su posición como presidente para atacar el sistema de voto y beneficiarse electoralmente. La principal prueba en este caso es una reunión que celebró con decenas de embajadores para propagar mentiras sobre el proceso electoral. De todos los frentes judiciales que tiene abiertos, éste es el más avanzado, y si es condenado, Bolsonaro podría ser inhabilitado durante ocho años, lo que significa que no podría presentarse a unas elecciones.

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