La medicina contemporánea enfrenta un desafío crítico: la sobrecarga de información científica. Cada día se publican miles de artículos revisados por pares, lo que obliga a los médicos a destinar tiempo y energía a filtrar datos mientras atienden hasta 20 pacientes diarios. Esta avalancha de investigaciones no solo genera agotamiento profesional, sino que también pone en riesgo la calidad de la atención clínica, al dificultar la toma de decisiones basadas en la evidencia más actualizada.
En este contexto surge OpenEvidence, la startup que está transformando la práctica médica en Estados Unidos. Fundada en 2022 por Daniel Nadler, la plataforma utiliza inteligencia artificial para procesar millones de publicaciones científicas y ofrecer respuestas rápidas y confiables a los profesionales de la salud. En apenas tres años, más del 40% de los médicos estadounidenses ya la utilizan, y su valoración alcanza los USD 3.500 millones.
De las finanzas a la medicina
Nadler, doctor en economía política por Harvard y exprofesor en la Reserva Federal, ya había revolucionado el análisis financiero con su empresa Kensho, vendida en 2018 por USD 700 millones. Sin embargo, un hecho personal lo impulsó a dar un giro radical: su abuelo murió a causa de un error médico. A esta tragedia se sumó la experiencia de su cofundador, Zack Ziegler, cuyo cuñado enfrentó un tratamiento por leucemia. Juntos decidieron aplicar la misma tecnología que en Wall Street, pero al servicio de la vida humana.
OpenEvidence analiza fuentes médicas de referencia, como el New England Journal of Medicine y el Journal of the American Medical Association, y prioriza estudios con metodologías rigurosas. En 2023, la plataforma fue seleccionada por la prestigiosa Mayo Clinic para su aceleradora de startups, un reconocimiento a la calidad de sus datos.
Un asistente clínico imprescindible
OpenEvidence funciona como un buscador avanzado, no como un sistema de diagnóstico, lo que le permite operar sin aprobación de la FDA. Actualmente se realizan 8,5 millones de consultas mensuales en la plataforma, que también ofrece funciones de investigación avanzada como DeepConsult, capaz de vincular estudios dispersos y proponer hipótesis clínicas.
La internista Susan Wolver asegura que no pasa un día sin usarla; el neurólogo Stephen Krieger comprobó su precisión en estudios sobre esclerosis múltiple, y Aneesh Singhal, del Hospital General de Massachusetts, destaca que “sugiere preguntas que ChatGPT no puede formular”.
Modelo de negocio y perspectivas
La plataforma es gratuita para médicos verificados y se financia mediante publicidad dirigida, principalmente de la industria farmacéutica. Este modelo, inusual en la salud digital, ya le genera USD 50 millones anuales. Entre sus principales inversores figuran Kleiner Perkins y Jim Breyer —el mismo que apoyó a Zuckerberg en los inicios de Facebook—. “OpenEvidence será para la atención médica lo que Google fue para Internet”, aseguró John Doer, presidente de Kleiner Perkins.
Un futuro que redefine la medicina
Con una base de usuarios que crece en 65.000 médicos por mes, Nadler afirma que el éxito depende de la calidad de los datos: “La IA es basura que entra, basura que sale; oro que entra, oro que sale”. Para muchos expertos, la herramienta representa el futuro de la medicina basada en la evidencia. Si su crecimiento se mantiene, OpenEvidence podría convertirse en el centro neurálgico de las decisiones clínicas globales en la próxima década.