Debate y Convergencia

La Brecha Filosófica entre la Antigua Grecia y la Edad Media: Un Resurgimiento de la Luz en la Oscuridad

Un Vistazo a la Evolución del Pensamiento Filosófico y su Impacto en la Sociedad Moderna

En la historia del pensamiento humano, existe un notable quiebre entre la filosofía griega y la segunda etapa de la Edad Media. Este quiebre se debe, en gran medida, a la interpretación y difusión de las ideas de Sócrates por parte de su discípulo Platón. Estos pasos iniciales marcaron un intento de construir un sistema o método filosófico, basado en el diálogo. Sócrates utilizaba una serie de preguntas para interrogar a su interlocutor y, a través de este proceso, demostraba cómo los argumentos del interlocutor carecían de sentido. Aunque Sócrates no siempre llegaba a una conclusión definitiva, su método permitía explorar las cuestiones que preocupaban a los griegos de su época, como el amor y la guerra.

Posteriormente, Platón y Aristóteles llevaron a cabo un desarrollo significativo en la filosofía. Platón introdujo la noción de las “ideas” como los cimientos sobre los cuales construir el conocimiento. Distinguió entre un mundo perceptible y otro mundo incognoscible, donde los dioses y lo inalcanzable estaban más allá del conocimiento humano. Los Padres de la Iglesia adoptaron estas ideas en la formación de su visión cristiana y teológica, culminando en su obra maestra, la “Metafísica.”

Sin embargo, Aristóteles contradecía estas ideas, lo que llevó al surgimiento de la escolástica, una corriente de pensamiento que abarcó desde San Agustín hasta Santo Tomás de Aquino. Los escolásticos realizaron esfuerzos sobrehumanos y emplearon un agudo ingenio intelectual para explicar la existencia de Dios a través de métodos científicos, lo más rigurosos posibles. Este período de la Edad Media temprana enfrentó un vacío filosófico debido a la pérdida de los escritos de los filósofos griegos, como resultado de las invasiones bárbaras que desmantelaron los estados y sus divisiones territoriales tradicionales.

La antigua sabiduría griega comenzó a ser recuperada en la Alta Edad Media gracias a la influencia árabe, que trasladó documentos de los filósofos griegos desde el sur y el este hacia el mundo occidental. Los esfuerzos de los Padres de la Iglesia, seguidos por los teólogos y escolásticos, intentaron llenar el vacío intelectual existente y proporcionar un enfoque sistemático basado en el método aristotélico, centrado en causas y efectos, esencia y existencia.

Este proceso histórico dejó una huella indeleble en la cultura moderna. Nuestras creencias, comportamientos y prejuicios están influenciados por lo que a menudo se denomina la “Edad Oscura” del conocimiento humano. De ahí surge un enfoque humanitario y la búsqueda de igualdad en la construcción del reino de Dios, donde se espera que la justicia divina sea igual para todos. La importancia de los pobres en la sociedad, la piedad y la moral se basan en valores religiosos, como el mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo.

Sin embargo, esta época también estuvo marcada por momentos oscuros que se entrelazaron con períodos de iluminación. La Inquisición, la persecución religiosa y racial, y las maquinaciones políticas y las ambiciones del Papado y su Iglesia a veces llevaron a una cultura cerrada y dogmática. Se aferraron a interpretaciones conservadoras y retrógradas de los textos bíblicos.

La búsqueda de la verdad, la felicidad y el conocimiento, así como el intento de construir una sociedad más igualitaria y humana, no han desaparecido. A lo largo de la historia, individuos lucharon contra el pensamiento obtuso y abrieron camino, iluminando la Edad Oscura con destellos de sabiduría y progreso.

Hoy, en un mundo lleno de incertidumbre, nos encontramos debatiendo sobre candidatos y representantes políticos. La sensación de que ninguno de ellos nos representa plenamente es similar a la era oscura del conocimiento. Sin embargo, podemos encontrar esperanza en la historia. En un momento en que la falta de ideas, la mentira y la hipocresía prevalecen, aún es posible recuperar la luz. Como aquellos pensadores del pasado, con todo en contra, lograron abrir camino hacia una era de lucidez, razón y verdad, nosotros también podemos aspirar a hacer lo mismo. A pesar de la confusión y la pobreza conceptual y económica que nos rodea, aún podemos producir destellos que nos guíen hacia una época en la que la verdad y la razón sean los pilares fundamentales de nuestra existencia como sociedad.

Osvaldo González Iglesias – Escritor, Editot

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