Debate y Convergencia

La AFI Argentina: Entre la Intervención Persistente y la Búsqueda de Renovación

Cada cambio de gobierno en Argentina trae consigo la promesa de sanear la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), antes conocida como la ex-SIDE. A pesar de los esfuerzos de intervenciones y reformas en los últimos cuatro años, las prácticas de espionaje interno y la filtración de información secreta persisten. Javier Milei asumió la presidencia con una particularidad en este ámbito: Silvestre Sívori, el actual director de la AFI, responde al jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Además, militares retirados ocupan cargos relevantes, marcando un cambio en la estructura tradicionalmente liderada por civiles.

La AFI lleva cuatro años intervenida, desde la gestión de Alberto Fernández, pero con la llegada del gobierno libertario se extendió la intervención por dos años más. Silvestre Sívori, designado por Posse, tiene la tarea de reformular la agencia, evaluar fondos reservados y modernizar su estructura. A pesar de la intervención, persisten desafíos en la organización y recursos, con una estructura devastada y falta de equipamiento.

La gestión de Cristina Caamaño como interventora marcó un intento de reforma, pero las dificultades organizativas persisten con dos estructuras en paralelo. La AFI enfrenta la necesidad de cumplir con su función principal de obtener, reunir y analizar información sobre hechos que afecten la seguridad nacional, pero la falta de identidad definida y los cambios constantes la han dejado debilitada.

Cada cambio de gobierno en Argentina trae consigo la promesa de sanear la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), antes conocida como la ex-SIDE. A pesar de los esfuerzos de intervenciones y reformas en los últimos cuatro años, las prácticas de espionaje interno y la filtración de información secreta persisten, marcando un desafío constante para la estabilidad de la agencia.

Con la llegada de Javier Milei a la presidencia, se observa una particularidad en la AFI. Silvestre Sívori, el actual director, no responde directamente al Presidente, sino que es un hombre del jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Esta peculiaridad se ve complementada con la presencia de al menos cinco militares retirados ocupando cargos relevantes, evidenciando un cambio en la tradicional estructura liderada por civiles.

La AFI lleva cuatro años intervenida, desde la gestión de Alberto Fernández, pero con la llegada del gobierno libertario se extendió la intervención por dos años más. Silvestre Sívori, designado por Posse, tiene la tarea de reformular la agencia y evaluar fondos reservados, con la facultad de prorrogar la intervención por dos años más si es necesario. A pesar de la intervención, persisten desafíos en la organización y recursos, con una estructura devastada y falta de equipamiento.

La gestión de Cristina Caamaño como interventora marcó un intento de reforma, pero las dificultades organizativas persisten con dos estructuras en paralelo. La AFI enfrenta la necesidad de cumplir con su función principal de obtener, reunir y analizar información sobre hechos que afecten la seguridad nacional. Sin embargo, la falta de una identidad definida y los cambios constantes la han dejado debilitada, dificultando su adaptación a los desafíos actuales.

En este contexto, la era Milei se presenta como un nuevo capítulo en la historia de la AFI, con la esperanza de renovación y modernización. La tarea de Sívori no solo implica la reformulación de la agencia sino también la evaluación de un régimen de administración de fondos, ampliando o reduciendo partidas confidenciales. A pesar de los retos y las tensiones internas, la AFI busca encontrar su rumbo en un escenario político y de seguridad nacional cada vez más complejo.

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