Axel Kicillof suspendió los actos políticos que tenía programados en Mar del Plata, San Nicolás y Junín, donde se comenzaría a delinear una corriente interna dentro del peronismo. La decisión responde a la necesidad de preservar los frágiles puentes de diálogo que mantiene con Cristina Kirchner, justo cuando debe definir si avanza o no con el desdoblamiento electoral en la provincia de Buenos Aires.
La cancelación de estos eventos fue interpretada como un gesto de buena voluntad por parte del gobernador para evitar una ruptura en el espacio. Kicillof y Cristina Kirchner han mantenido conversaciones a través de intermediarios, con Sergio Massa y Máximo Kirchner encabezando las negociaciones. También participan intendentes y funcionarios clave del gobierno bonaerense.
Sin embargo, la relación entre ambos sigue marcada por profundas diferencias que resultan difíciles de superar. Quienes buscan recomponer el vínculo advierten que si el peronismo concurre dividido a las elecciones, su derrota ante los libertarios será inevitable.
El trasfondo político de la decisión
El gesto de Kicillof de suspender sus actos, en los que se preveía su consolidación como candidato presidencial, fue bien recibido en algunos sectores del peronismo. Aun así, la interna sigue abierta. La elección legislativa de este año es vista como un test previo a 2027, pero las diferencias sobre la estrategia electoral continúan.
Kicillof exige un lugar en la mesa de definiciones de las listas de legisladores provinciales, recordando el malestar de 2023 cuando su reelección fue impuesta sin margen de negociación para ubicar dirigentes propios en la Legislatura. Tanto el sector de Cristina como el de Massa coinciden en que el gobernador debe tener una representación justa en las listas, ya que este año los primeros lugares tendrán un peso mayor al definir el liderazgo de la boleta provincial.
En el kirchnerismo circula con fuerza la versión de que Cristina podría ser candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires, lo que modificaría drásticamente el escenario interno del peronismo.
El dilema del desdoblamiento electoral
Otro punto de tensión es el posible desdoblamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Kicillof sostiene que la Boleta Única, aprobada por el Congreso, ya implica un desdoblamiento de facto, ya que obliga a votar con listas separadas en los comicios nacionales y provinciales. Este argumento es aceptado por varios sectores del peronismo, pero genera resistencias dentro de La Cámpora.
En enero, el gobierno bonaerense realizó un simulacro de votación concurrente que arrojó tiempos de espera prolongados, lo que fue utilizado como justificativo para insistir en la separación de las elecciones. Sin embargo, Kicillof espera que el Congreso resuelva la situación de las PASO antes de tomar una decisión definitiva.
La propuesta impulsada por el Frente Renovador de postergar las elecciones hasta noviembre no tuvo gran recepción en el peronismo. Un intendente ironizó al respecto, calificándola como “una solución massista para problemas kirchneristas”.
Impacto en la interna peronista
La cancelación de los actos de Kicillof golpea a los dirigentes que impulsaban su autonomía dentro del peronismo. Ministros como Andrés Larroque y Carlos Bianco, junto con los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), habían trabajado activamente en la construcción de un “axelismo” con mayor independencia de Cristina Kirchner.
En La Cámpora también hay posturas divergentes. Mientras algunos dirigentes, como Fernanda Raverta, han mantenido un vínculo diplomático con el gobernador, otros, como la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, sostienen una postura más crítica.
Las próximas horas serán clave para definir si la tregua entre Kicillof y Cristina se traduce en una verdadera recomposición del peronismo bonaerense o si las tensiones internas continúan profundizándose.