El gesto de reconciliación entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, tras un beso en la mejilla en mayo pasado, ha quedado en el olvido mientras la feroz pelea entre ambos precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio se intensifica. Las declaraciones cruzadas y las acusaciones entre sus seguidores reflejan una relación deteriorada, y hoy no hay diálogo formal ni puentes tendidos entre los dos sectores.
Las diferencias internas han escalado a niveles preocupantes, y la publicación de una declaración de los referentes bullrichistas expresando su “máxima preocupación” por afirmaciones atribuidas al sector de Rodríguez Larreta, que no favorecen la convivencia democrática, ha incrementado la tensión.
Los seguidores de Bullrich expresan su molestia por declaraciones de dirigentes del sector de Rodríguez Larreta que comparan a una posible presidencia de Bullrich con el gobierno de Fernando De la Rúa en 2001, mientras que los larretistas aseguran que las críticas de Bullrich y su equipo se han vuelto más agresivas en los últimos meses.
La ausencia de mediadores y la falta de voluntad para el diálogo no auguran un clima pacífico en la campaña electoral, y la incertidumbre sobre la unidad del partido después de las elecciones primarias es un tema de preocupación para Juntos por el Cambio, ya que enfrentar al kirchnerismo en las elecciones generales requerirá de un frente unido y sólido.