Según el gobierno israelí, el régimen de Teherán no solo buscaba desarrollar armas nucleares, sino también multiplicar su capacidad balística hasta niveles industriales. “La amenaza era existencial”, afirmó el portavoz de la Cancillería, Oren Marmorstein.
Jerusalén – A días del alto el fuego que puso fin a la ofensiva conjunta entre Estados Unidos e Israel contra Irán, el gobierno israelí reveló nuevos detalles sobre las razones que motivaron el ataque. Lejos de centrarse exclusivamente en el programa nuclear iraní, como había sugerido inicialmente el presidente estadounidense Donald Trump, Israel asegura que la operación respondió también a una amenaza balística de escala global.
En una entrevista con el diario británico The Sunday Times, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, Oren Marmorstein, afirmó que Irán se encontraba en pleno proceso de construcción del que iba a ser el mayor arsenal de misiles balísticos del planeta, con capacidad para lanzar proyectiles intercontinentales cargados con ojivas de hasta dos toneladas.
“Actuamos por dos amenazas existenciales: la nuclear y la balística”, sostuvo Marmorstein. “Irán no solo se acercaba a la bomba atómica, sino que avanzaba a velocidad industrial hacia una fuerza misilística sin precedentes”.
Misiles de largo alcance y escala industrial
Según información compartida por el portavoz, la inteligencia estadounidense estimaba que Irán poseía unos 3.000 misiles balísticos antes del conflicto, pero había iniciado una operación secreta para multiplicar esa cifra por siete, hasta los 20.000. Algunos de estos misiles, alertó, estaban diseñados para alcanzar objetivos fuera del Medio Oriente, incluso en Europa.
Marmorstein explicó que muchos de los nuevos misiles podían portar grandes cargas explosivas y que Teherán ya había alcanzado niveles industriales de producción, transformándose en un potencial líder mundial en capacidad balística.
“No se trataba solo de volumen, sino de calidad y alcance. Estaban fabricando misiles intercontinentales. Esa amenaza iba más allá de Israel”, advirtió el vocero.
Uno de los ejemplos más alarmantes ocurrió pocos días antes del alto el fuego, cuando un misil impactó en un refugio en la ciudad israelí de Beersheba, causando la muerte de cuatro personas. “Imaginen si lanzaban 10.000 de esos. Para nosotros, era tan grave como una bomba nuclear”, sentenció.
La amenaza nuclear: el otro frente
A pesar del foco en los misiles, Israel mantiene que la amenaza atómica iraní era inminente. Según Marmorstein, en el momento del ataque, Irán ya había acumulado suficiente uranio enriquecido como para fabricar al menos nueve armas nucleares.
El funcionario aseguró que el programa nuclear experimentó una aceleración inusual tras el asesinato del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en septiembre pasado, hecho que atribuyó a un ataque aéreo israelí en Beirut. Esa escalada, sostuvo, empujó al régimen iraní a acelerar sus planes armamentistas en todos los frentes.
“Estaban cerca del punto de no retorno”, dijo. “Hubo una aceleración extrema en su carrera nuclear, y la respuesta debía ser inmediata”.
“León Ascendente”: la operación militar que golpeó a Teherán
La operación militar, denominada “León Ascendente” por Israel y bautizada como la “Guerra de los 12 Días” por Trump, incluyó ataques de alta precisión con cazas B-2 estadounidenses y bombas antibúnker que destruyeron instalaciones clave en Irán.
Según Marmorstein, toda la cúpula militar iraní fue eliminada durante la primera noche de bombardeos. “Fue un éxito superior a nuestras expectativas. Fue como eliminar a toda la cúpula de la Wehrmacht en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial”, comparó. También se destruyó más de la mitad de los 300 lanzadores de misiles que poseía Irán y varias plantas de producción de drones Shahed, utilizados por Rusia en la guerra de Ucrania.
El misil Khorramshahr y el alcance de la amenaza
Uno de los objetivos más relevantes fue una base militar en la ciudad de Yazd, donde Irán almacenaba el misil Khorramshahr, una versión mejorada basada en tecnología norcoreana, capaz de transportar una ojiva de dos toneladas.
“Ese misil simbolizaba el verdadero alcance del proyecto iraní. No era defensivo, era un arma estratégica ofensiva, capaz de llegar mucho más allá del Medio Oriente”, explicó Marmorstein.
Impacto regional y consecuencias políticas
El alto el fuego llegó tras doce días de enfrentamientos y bombardeos, en los que Irán también lanzó misiles que lograron evadir la defensa israelí, derribando edificios y dejando 25 muertos en suelo israelí. A pesar de las pérdidas, el gobierno considera que el daño habría sido mucho mayor si la operación no se hubiese ejecutado a tiempo.
Desde entonces, el régimen iraní ha intensificado la represión interna, y más de 200.000 usuarios abandonaron plataformas digitales por temor a represalias. Marmorstein indicó que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel ha intensificado su comunicación en redes sociales en idioma persa, alcanzando más de 380 millones de visualizaciones.
¿Cambio de régimen? “Eso lo decidirá el pueblo iraní”
Consultado sobre si el objetivo final era provocar un cambio de régimen en Irán, el portavoz fue cauteloso. “Eso lo decidirá el pueblo iraní. Nuestro objetivo era detener un programa que amenazaba la paz regional y mundial”.
Sin embargo, reconoció que el daño infligido al aparato militar y a los programas balísticos y nucleares fue considerable y que, por el momento, la amenaza ha sido contenida. “No ha terminado, pero ha cambiado el terreno. Hay esperanza para algo más”.
Un punto de inflexión
Para Israel, la operación marca un hito en la lucha contra la expansión militar iraní. Pero también representa un llamado de atención a la comunidad internacional, a la que insta a mantener la presión sobre Teherán y a impedir que retome sus ambiciones atómicas y balísticas.
“El programa nuclear fue desarticulado una vez. Lo hicimos de nuevo. Pero si el régimen sigue igual, la amenaza volverá. Y esta vez, no será solo contra nosotros”.