En las últimas semanas, Ucrania ha escalado los ataques con drones en territorio ruso, concentrando sus acciones en Moscú y la península anexada de Crimea. En respuesta, Rusia ha llevado a cabo un ataque masivo con misiles en Ucrania, dirigido a bases aéreas en el oeste del país, ocurriendo poco después de que drones ucranianos dañaran un petrolero ruso en medio de la tensión en el mar Negro.
Al mismo tiempo, la contraofensiva ucraniana se mantiene activa en diversos sectores. En el sur del país, en las regiones de Berdyansk y Melitopol, así como en la región de Zaporizhia y en el este, específicamente en la región de Donetsk, especialmente en los alrededores de Bajmut. También en el sector de Kupiansk, que había sido liberado en septiembre del año anterior en la región de Járkov, se encuentra nuevamente en el epicentro de los combates debido a una ofensiva rusa.
Kyrylo Boudanov, líder de inteligencia militar ucraniana, ha afirmado que las fuerzas ucranianas están avanzando más rápido en Bajmut que en el sur de Ucrania, donde las fuerzas rusas han establecido sólidas posiciones defensivas. Sin embargo, Moscú sostiene haber repelido los ataques en esa localidad.
La contraofensiva ucraniana no se limita a la línea del frente, ya que Ucrania ha intensificado los ataques en las rutas de suministro rusas. Dos puentes estratégicos que conectan la Crimea ocupada con la parte ocupada de la región de Jersón, vitales para el reabastecimiento del ejército ruso, han sido dañados por ataques de misiles durante el fin de semana. Esta acción ha forzado a Rusia a utilizar rutas alternativas en el este, que se encuentran al alcance de la artillería ucraniana. Esta nueva dinámica podría conferir una ventaja a Kiev en su contraofensiva.