La inflación interanual en Estados Unidos se ubicó en julio en 2,7%, igual que en junio y levemente por debajo de las proyecciones de los analistas. Si bien el Índice de Precios al Consumidor (IPC) núcleo —que excluye alimentos y energía— creció 3,1% y superó las expectativas, el mercado interpretó el dato como una señal favorable y reforzó sus previsiones de que la Reserva Federal (Fed) recortará las tasas de interés en su próxima reunión, prevista para el 16 y 17 de septiembre.
El contexto es clave: los datos llegan en medio de una desaceleración del mercado laboral y bajo la presión del presidente Donald Trump, quien insiste en que la Fed debe alinearse con sus políticas comerciales. Desde la firma XTB advirtieron que los efectos completos de la guerra comercial podrían demorar meses en reflejarse en la economía, por lo que el dato de inflación cobra especial relevancia para las decisiones del banco central.
Trump reaccionó rápidamente en su red Truth Social: “Jerome ‘Demasiado Tarde’ Powell debe bajar YA las tasas”, escribió, y hasta deslizó la posibilidad de promover una demanda contra el titular de la Fed por “su trabajo horrible e incompetente” en la gestión de la construcción de las sedes del organismo.
La reacción de los mercados
Desde Portfolio Personal Inversores (PPI) señalaron que, aunque la inflación sigue por encima de la meta del 2%, la dinámica actual “le da luz verde a la Fed para aplicar un recorte de 25 puntos básicos” —desde el rango actual de 4,24% a 4,5%— en septiembre.
Antes de conocerse el IPC, Wall Street descontaba un 82% de probabilidades de un recorte de tasas en esa reunión. Con el nuevo dato, la expectativa saltó al 96%, según la consultora Balanz, que además proyecta hasta dos recortes adicionales antes de fin de año. En el mercado de bonos, las tasas del Tesoro cayeron entre 3 y 5 puntos básicos en el tramo de 1 a 7 años, mientras que el rendimiento a 10 años bajó a 4,3% (-1,7 puntos). Los futuros del S&P 500 y el Nasdaq pasaron de la estabilidad previa a la apertura a operar en alza.
Qué sectores impulsaron el índice
En términos mensuales, el IPC subió 0,2% en julio, por debajo del 0,3% registrado en junio. Según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), el mayor aporte vino de la vivienda (+0,2%) y los alimentos (+0,2%), mientras que la energía (-1,1%) y los combustibles (-2,2%) mostraron caídas.
El analista de Real Vision, Andreas Steno Larsen, calificó el informe como “moderado”, aunque con alzas relevantes en servicios de transporte (+0,78%) y servicios médicos (+0,79%). Para él, los datos “descartan un temor inflacionario inmediato” y probablemente impulsen una respuesta “dovish” por parte de la Fed.
Dan Siluk, de Janus Henderson, coincidió en que el reporte refuerza la idea de que la inflación está controlada, aunque aún por encima del objetivo. Estimó que el organismo se enfocará en señales macro más amplias: la debilidad del empleo, el agotamiento del consumo y el riesgo de que la desaceleración derive en deflación a mediano plazo.
Por su parte, Heather Long, economista jefe de Navy Federal, destacó que la caída de los precios de los combustibles compensó subas en pasajes aéreos (+4%), recreación (+0,4%), muebles (+0,4%) y autos usados (+0,5%). Entre las bajas, se ubicaron el alojamiento fuera del hogar (-1%) y la comunicación (-0,3%).
A nivel interanual, la inflación núcleo fue de 3,1%, mientras que los precios de la energía retrocedieron 1,6% y los alimentos avanzaron 2,9%. Con este panorama, los inversores ya ven casi asegurada una baja de tasas en septiembre, en un giro que podría marcar el inicio de una política monetaria más flexible en los próximos meses.