A tres días de las elecciones, los encargados de tomar decisiones en Argentina han optado por mantenerse en espera hasta conocer los resultados del domingo. El temor principal que preocupa a empresarios e inversores es si se llevará a cabo una segunda vuelta electoral, lo que prolongaría una situación económica ya crítica. Además, la intervención del Banco Central y la congelación del dólar oficial son parte de la estrategia gubernamental para evitar movimientos bruscos en el mercado cambiario.

El Banco Central continúa realizando un fuerte drenaje de reservas para evitar que la brecha cambiaria se amplíe aún más. La brecha supera el 150%, y el gobierno busca frenar el aumento de los dólares financieros a través de esta intervención. Sin embargo, la caída de reservas podría plantear problemas para afrontar los próximos vencimientos con el FMI a fin de mes.

Ante esta incertidumbre, los inversores buscan protegerse adquiriendo activos con comportamientos que sigan de cerca la evolución del tipo de cambio. Esto ha impulsado el alza de acciones de empresas exportadoras y de sectores como el petróleo. Los bonos que ajustan por tipo de cambio oficial han mostrado tasas negativas, lo que ha llevado a que algunos fondos de inversión cierren temporalmente las suscripciones a estos activos.

La actividad comercial también se encuentra virtualmente paralizada, con faltantes de productos cada vez más notorios. Las empresas optan por mantener su stock antes de vender, en un contexto de incertidumbre pre-electoral. El Gobierno lucha por mantener los acuerdos de precios, como el congelamiento de los combustibles, a pesar del aumento de los precios internacionales.

En resumen, la incertidumbre política y económica previa a las elecciones tiene un fuerte impacto en la toma de decisiones y en la actividad comercial en Argentina. Las expectativas de los inversores y empresas están condicionadas por los resultados electorales y la forma en que se gestionará la transición hasta diciembre.