¿Ha empezado Rusia una guerra silenciosa e híbrida contra Europa?

Si se consideran las últimas acciones hostiles de Rusia, puede que no constituyan más que un quebradero de cabeza para la Unión. Sin embargo, estas acciones forman un conjunto propio de una guerra híbrida en el que los límites se traspasan una y otra vez, según Alexander Borum.

A pesar de la guerra en Ucrania y la crisis por el aumento de la inflación, la vida del ciudadano europeo medio es tranquila y cómoda. Así lo atestigua el reciente Índice de Paz Global 2024, que muestra que la lista de los 10 países más pacíficos sigue estando dominada por los europeos.

Pero si rascamos bajo la superficie aparece una realidad más siniestra: una Europa inmersa en una guerra híbrida prolongada y feroz que exige nuestra atención.

Desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, el mundo occidental ha comprometido un nivel sin precedentes de apoyo militar y económico para frenar la marea de violencia desenfrenada contra el país.

Si bien este apoyo ha sido crucial para garantizar la independencia de Ucrania, también ha intensificado la actual guerra híbrida de Rusia contra Occidente, en particular contra la Unión Europea.

El Kremlin no ceja en su empeño

Aunque Rusia es el agresor más destacado, no está sola en sus esfuerzos antioccidentales. Ha equilibrado diligentemente sus intereses con los de Occidente, reclutando socios como Bielorrusia, Irán y Corea del Norte.

Al albergar armas nucleares y tropas rusas y al armar y reabastecer a las fuerzas armadas rusas, estos países exacerban la agresión rusa. Sin embargo, China sigue siendo una pieza crucial del rompecabezas.

Su papel se puso de relieve durante la reciente Cumbre de la OTAN en Washington como facilitador decisivo de la agresión rusa en Ucrania y participante activo en la guerra híbrida contra los socios transatlánticos.

Altos cargos del Ejército ruso.

Aunque no está sola, Rusia sigue siendo un actor singularmente agresivo, que participa en una guerra multifacética contra Occidente desde la relativa seguridad de las sombras.

Tras la conclusión de las recientes elecciones al Parlamento Europeo, las consultoras identificaron decenas de miles de cuentas que difundían desinformación, incluso cuando los ciudadanos de la UE trataban de depositar su voto en unas elecciones que vieron el fuerte ascenso de los partidos populistas con posiciones favorables a Vladimir Putin.

Más allá de las elecciones, han surgido historias falsas como la del ‘Bugatti gate’. Esta narra la historia falsa de que Olena Zelenska, primera dama de Ucrania, compró un coche de lujo por 4,5 millones de euros en un momento de especial dureza para Ucrania.

Naturalmente, la falsa historia fue rápidamente desmentida, pero no antes de que numerosas reacciones influyeran en el discurso político de toda Europa, al menos momentáneamente.

Escalada de tensión

Sin embargo, allí donde la desinformación puede causar perturbaciones e inestabilidad, hay en juego esfuerzos más siniestros, y las redes del Kremlin están cada vez más cerca del corazón de la Unión Europea.

Desde destacados académicos en el Báltico hasta expatriados en Eslovenia con vínculos directos con los servicios de inteligencia rusos. La situación es cada vez más sombría.

Entidades financieras como Pravfond permiten a los servicios de inteligencia rusos financiar actividades perturbadoras y desestabilizadoras en Europa.

Soldado polaco en la frontera con Rusia.
Soldado polaco en la frontera con Rusia. AP Photo/Czarek Sokolowski, File

Pravfond amplía el alcance y la escala de la guerra política de Rusia contra Europa, financiando movimientos antidemocráticos, entidades políticas con posturas prorrusas, así como operaciones de inteligencia e influencia a gran escala en toda Europa continental.

Rusia y su estrecho aliado Bielorrusia también tratan de ejercer presión en las fronteras exteriores de Europa.

Al instrumentalizar la migración proporcionando rutas y suministros a los migrantes, Rusia y Bielorrusia han adoptado un despiadado método de guerra híbrida.

Al explotar a personas desesperadas y lanzarlas contra las fronteras europeas, no sólo avivan la necesidad de respuestas contundentes de gestión de fronteras, sino también la retórica antimigratoria, a menudo procedente de partidos políticos con actitudes favorables a los intereses rusos.

Del asesinato al sabotaje, todo vale

Estas acciones forman un paquete global de guerra híbrida en el que los límites se traspasan una y otra vez. En los últimos meses, Rusia ha hecho del mar Báltico una línea de frente para intensificar su guerra híbrida contra Occidente, apuntando a los Estados miembros de la UE de la región con maniobras calculadas para provocarlos.

Una herramienta clave ha sido reavivar las disputas fronterizas en el Golfo de Finlandia, a lo largo del río Narva con Estonia, y en el mar que rodea el enclave ruso de Kaliningrado, redibujando unilateralmente fronteras que violan directamente el derecho internacional.

En la vanguardia de la escalada de la guerra híbrida de Rusia contra Europa ha habido una serie de operaciones especiales llevadas a cabo dentro de las fronteras Schengen.

Gasoducto Nord Stream.
Gasoducto Nord Stream. Swedish Coast Guard via AP, File

En las últimas décadas de Gobierno de Putin en Rusia se han producido varios asesinatos de disidentes políticos dentro de Europa, pero el reciente atentado contra la vida de Armin Papperger, consejero delegado de Rheinmetall, ha abierto una nueva frontera en los intentos de someter el apoyo a Ucrania.

Los actos de sabotaje han sacudido Europa en los últimos años. Mientras los servicios de inteligencia europeos siguen perfilando un aumento de los esfuerzos de Rusia por sondear las industrias de Defensa, los cables marítimos y las infraestructuras cruciales, el futuro traerá probablemente nuevos intentos de interrumpir las líneas de suministro a Ucrania mediante el sabotaje.

Por encima de nosotros y el mar, el tráfico aéreo y el transporte marítimo europeos están cada vez más en el punto de mira de los intentos de interferir los sistemas GPS en los que se basa la navegación segura.

Una de las consecuencias últimas de estas perturbaciones podrían ser incidentes catastróficos que causaran daños irreparables al medio ambiente o pérdidas significativas de vidas civiles, un duro recordatorio de la gravedad de la situación.

No perder de vista a Ucrania

Con una presión tan significativa sobre Europa, quizás no resultara sorprendente que el ministro de Defensa danés Troels Lund Poulsen señalara en febrero que Rusia probablemente estaría en condiciones de poner a prueba el Artículo 5 y la solidaridad de la OTAN en un plazo de tres a cinco años.

Esta afirmación se hacía eco de la del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, que en enero señaló que la OTAN debería esperar un ataque contra un Estado miembro en un plazo de cinco a ocho años, haciendo hincapié en la necesidad de unidad y solidaridad entre los socios.

Ante la inminencia de nuevas escaladas, uno podría sentirse tentado a mirar hacia la OTAN en busca de consuelo.

Sin embargo, con el reciente intento de asesinato del expresidente estadounidense Donald Trump y los errores del presidente Joe Biden en su campaña electoral para la reelección, es probable que la OTAN se enfrente a una nueva y cruda realidad si Trump asume el cargo en noviembre.

Estados Unidos, cada vez más aislacionista

Con Estados Unidos aplicando una política cada vez más aislacionista impulsada por Trump, un pivote hacia el este y un historial de declaraciones que siembran la desconfianza en la unidad de la alianza, cada vez es más urgente que Europa se haga cargo de sus necesidades de seguridad.

Es crucial que Europa haga lo necesario para mantener a Ucrania en condiciones de luchar en caso de que Estados Unidos flaquee, ya que cualquier otro camino invitaría al desastre.

Alexander Borum es forma parte del Instituto Universitario Europeo de Florencia, especializado en la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión Europea.

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Fuente: EuroNews

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