En una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, lanzó una de las advertencias más severas desde el inicio del conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos: “El régimen de no proliferación nuclear que ha sostenido la seguridad global por más de medio siglo está en juego”.
La declaración de Grossi llega tras los bombardeos conjuntos de Washington y Tel Aviv sobre instalaciones nucleares iraníes, que marcan un punto de inflexión en la crisis en Medio Oriente. “La situación se ha agravado. Esta es una ventana de oportunidad para volver al diálogo y la diplomacia. Si se cierra, la violencia puede escalar hasta niveles impensados”, alertó.
Durante su intervención por videoconferencia desde Viena, Grossi pidió que se permita el acceso inmediato de los inspectores del OIEA a las plantas atacadas. Señaló que Irán ha informado que no se registró liberación de radiación fuera de los sitios alcanzados, pero aclaró que no es posible evaluar aún los daños subterráneos, en especial en Fordow, una de las principales instalaciones para enriquecer uranio al 60%.
“El mundo debe saber que hay alrededor de 400 kilogramos de uranio enriquecido en Irán en niveles cercanos al umbral de armamento nuclear. Verificar su estado y ubicación es crucial”, subrayó.
Grossi describió con precisión los ataques recibidos: en Fordow hay “cráteres visibles” en la superficie, aunque se desconoce el impacto bajo tierra. En Isfahán, instalaciones vinculadas al procesamiento de uranio fueron impactadas por misiles de crucero estadounidenses. Y en Natanz, una planta clave para el programa nuclear iraní, se usaron municiones perforantes para dañar sus estructuras internas.
A pesar de la magnitud de la ofensiva, el Ministerio de Salud de Irán confirmó que no hubo víctimas con signos de contaminación radiactiva, aunque no especificó cuántos heridos hubo.
Grossi reiteró que los ataques a instalaciones nucleares “no deberían ocurrir jamás” y que, de producirse, “podrían desencadenar liberaciones radiactivas con efectos devastadores, incluso fuera de las fronteras del país afectado”.
La gravedad del momento llevó al OIEA a convocar para este lunes una reunión extraordinaria de su Junta de Gobernadores. “En vista del deterioro de la seguridad nuclear, intervendré personalmente”, confirmó el director del organismo en un comunicado oficial.
En su mensaje final ante el Consejo de Seguridad, Grossi fue categórico: “No estaremos más seguros si hay más armas nucleares en más Estados. No permitamos que la no proliferación falle. El OIEA está listo para hacer su parte y detener esta confrontación militar”.
Mientras las potencias intentan contener el conflicto, el llamado de Grossi resuena como un intento de último momento por impedir que el mundo cruce un umbral irreversible. El equilibrio nuclear global, una construcción frágil sostenida durante décadas, parece estar en su momento más vulnerable.