Con Mauricio Macri de viaje en el exterior, la Casa Rosada dio señales contundentes sobre su estrategia electoral para los próximos meses. En una reunión clave celebrada este lunes con los dirigentes del PRO bonaerense, Karina Milei, secretaria General de la Presidencia y principal arquitecta del armado político de La Libertad Avanza (LLA), confirmó que el Gobierno avanza en un acuerdo con el PRO en la provincia de Buenos Aires, pero se endurece el conflicto con el macrismo en la Ciudad.
Frente a Cristian Ritondo y Diego Santilli, Karina Milei ratificó la voluntad de sellar un entendimiento bonaerense, aunque aún persisten diferencias sobre el uso de sellos partidarios y, sobre todo, el predominio del color violeta —identidad de LLA— sobre el tradicional amarillo del PRO. “La familia presidencial no está dispuesta a ceder esa marca para octubre”, enfatizaron desde su entorno.
En paralelo, se explicitó que el malestar con Jorge Macri es total y que, al menos por ahora, no hay margen para un acuerdo electoral en la Ciudad de Buenos Aires. La tensión se hizo visible durante el Tedeum del domingo pasado, cuando el presidente Javier Milei evitó saludar al jefe de Gobierno y luego lo tildó de “traidor” en redes sociales.
Desde el PRO, la reacción fue un silencio llamativo. Ninguna figura de peso salió a respaldar al jefe de Gobierno porteño, lo que consolidó la grieta entre ambos espacios. Así, se cristaliza una estrategia de doble carril: acuerdo bonaerense y confrontación directa en la Ciudad, bastión histórico del macrismo.
Una alianza selectiva: provincia por provincia
El escenario político nacional presenta un mosaico variado. Mientras LLA teje alianzas tácticas en algunas provincias, mantiene la autonomía en otras y deja en suspenso definiciones clave.
Las primeras elecciones del año sirvieron de termómetro para calibrar esta estrategia. En San Luis, el oficialismo no presentó candidatos. En Chaco, selló un acuerdo con el radical Leandro Zdero. En Salta, compitió en soledad con buenos resultados. En Jujuy y Santa Fe, si bien el rendimiento fue dispar, LLA se posicionó como fuerza emergente. En Rosario, incluso se impuso por sobre el PRO.
Pero todas las miradas están puestas en la provincia de Buenos Aires, donde el PRO debate internamente el tipo de acuerdo que estaría dispuesto a sellar con el oficialismo. Intendentes, legisladores y funcionarios buscan garantías para no ser absorbidos por la fuerza libertaria, mientras se preparan para la elección provincial de septiembre y las nacionales de octubre.
Corrientes, Mendoza y Entre Ríos: negociaciones abiertas
En Corrientes, el gobernador radical Gustavo Valdés convocó a elecciones provinciales para el 31 de agosto, sin posibilidad de reelección. En los últimos días se reunió con Karina Milei, pero aún no hay definiciones sobre una alianza. El nombre de su hermano suena como sucesor, algo que en la lógica libertaria, bajo la retórica “anticasta”, genera reparos.
La danza de nombres incluye también al senador Eduardo Vischi, el diputado Lisandro Almirón (LLA), y al senador peronista Carlos “Camau” Espínola, quien mantiene contactos con el Gobierno. La oposición, por su parte, apuesta a Martín Ascúa, intendente de Paso de los Libres, y se especula con una visita de Cristina Kirchner a la provincia para reforzar su candidatura.
En Mendoza, el gobernador radical Alfredo Cornejo no definió aún la fecha electoral ni si unificará el calendario provincial. La hermana del Presidente promueve un posible acuerdo, pero las condiciones aún no están claras. Cornejo, sin reelección, evalúa los pasos a seguir mientras figuras como Luis Petri y Omar de Marchi también analizan sus posibles candidaturas.
En Entre Ríos, el gobernador Rogelio Frigerio mantiene un vínculo abierto con la Casa Rosada, aunque tampoco hay definiciones. El PRO entrerriano renovará cinco bancas en Diputados y los tres escaños en el Senado, lo que lo convierte en un distrito clave para el Congreso. Frigerio no está dispuesto a disolver su estructura multipartidaria, lo que podría complicar un eventual acuerdo.
Chubut y la política “provincializada”
En Chubut, donde no se eligen cargos provinciales este año, el gobernador Ignacio Torres mantiene una postura pragmática. Ha construido alianzas tanto con el peronismo como con LLA, y por ahora no necesita sellos externos para sostener su liderazgo.
Un dirigente con llegada a varias provincias lo sintetizó así: “Hoy los gobernadores están todos provincializados. Cada uno juega su propio juego, sin coordinación regional”.
El único punto de coincidencia es el reclamo económico. Hay preocupación compartida por la baja en la coparticipación y la escasa distribución de Aportes del Tesoro Nacional (ATN), que acumulan un stock de más de un billón de pesos sin repartir. Aunque por ahora los reproches no se hacen públicos, hay malestar en los chats de WhatsApp y reuniones privadas.
El “doble comando” entre Karina Milei y Santiago Caputo
En medio de este tablero complejo, la estrategia nacional se reparte entre dos polos de poder dentro del oficialismo: Karina Milei y su operador Eduardo “Lule” Menem, por un lado, y Santiago Caputo, asesor político del Presidente, por el otro. Ambos sectores manejan agendas propias, a veces contrapuestas, lo que genera tensiones internas sobre cómo y con quién acordar en cada distrito.
Pero si hay un punto en el que coinciden es en el rumbo para la Ciudad de Buenos Aires: avanzar a fondo contra el PRO. La disputa podría poner en riesgo una de las bancas actuales del Senado —la que ocupa Guadalupe Tagliaferri—, en manos del macrismo.
La relación con Jorge Macri parece irreconciliable y la estrategia libertaria apunta a consolidar su espacio en el bastión amarillo, transformando la capital en un campo de batalla simbólico y político en las elecciones que se avecinan.