Las marcas líderes en el mercado argentino se han visto forzadas a ajustar sus políticas de precios en respuesta a la creciente competencia y las demandas cambiantes de los consumidores. Coca Cola, una de las marcas más icónicas del capitalismo, recientemente implementó una rebaja de entre un 15% y un 25% en sus productos, incluyendo Coca Cola, Fanta y Sprite, después de resistirse durante más de dos meses.

Esta decisión se debe a la necesidad de evitar que sus productos queden estancados en las góndolas debido a la falta de demanda a los precios anteriores. Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires, comentó que esta abdicación era inevitable, especialmente considerando la diferencia de precios entre marcas premium y alternativas más económicas como Manaos.

Otras marcas importantes como Arcor también han seguido esta tendencia de reducción de precios, con descuentos promedio del 20% en varios de sus productos. Esta situación ha destacado la creciente competencia en el mercado argentino, donde marcas más ágiles como Leiva o Trío ofrecen productos hasta un 40% más baratos que las marcas líderes.

Este cambio en las estrategias de precios ha afectado positivamente a los consumidores, especialmente en rubros como el azúcar, donde los precios han disminuido significativamente. Las segundas marcas, antes relegadas, ahora están ganando protagonismo al ofrecer precios más competitivos y atractivos para los consumidores.

Sin embargo, no todos los sectores han seguido esta tendencia de reducción de precios. Segmentos como lácteos y productos de limpieza y aseo personal, dominados por empresas oligopólicas, mantienen sus precios firmes a pesar de la caída en las ventas.

El contexto económico ha llevado a que los comercios respondan con descuentos y ofertas, buscando recuperar el volumen de ventas perdido en los primeros meses del año. Según datos del INDEC, las ventas en supermercados han experimentado una importante caída interanual, lo que ha llevado a una reevaluación de estrategias por parte de las grandes marcas y un mayor protagonismo de las segundas marcas y empresas más ágiles en adaptarse a las necesidades del mercado.