Gabón y los golpes de Estado en las excolonias francesas

Tras los recientes sucesos en Gabón, adquiere protagonismo el debate sobre la inestabilidad política en las antiguas colonias francesas de África. El presidente gabonés, Ali Bongo, estaba a punto de extender sus 14 años en el poder luego de que la comisión electoral lo declarara vencedor de las elecciones presidenciales del pasado sábado (26.8.2023). Su nuevo mandato habría prolongado los 55 años de poder de su familia en el país.

Pero los soldados que tomaron el poder este miércoles en la antigua colonia francesa han alegado que las elecciones “no reunían las condiciones de transparencia, credibilidad e inclusividad, tan esperadas por el pueblo de Gabón”. “Hoy nuestro país atraviesa una grave crisis política”, han dicho los militares, que se presentaron como miembros de un Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI), en su transmisión en directo anunciando el golpe.

Según ellos, ha habido “una gobernanza irresponsable e imprevisible, que ha dado lugar a una degradación constante de la cohesión social, lo que corre el riesgo de llevar al país al caos. Hemos decidido defender la paz poniendo fin al régimen en el poder”.

“Hambre de cambio”

Nathalie Mezo, activista por los derechos de la mujer en Gabón, califica el golpe de “previsible”. “¡La población gabonesa tiene hambre de cambio! Por eso, la mayoría de la gente, aunque sea un golpe militar, se siente aliviada de que por fin terminen 60 años de dinastía familiar”, dice Mezo a DW. Es la primera vez que el Ejército se vuelve contra la dinastía Bongo, en el poder desde 1967.

Jocksy Ondo Louemba, un periodista gabonés que vive en el exilio, explica a DW que “Omar Bongo (el padre de Ali Bongo) era como una especie de gran hombre de negocios (…), muy centrado en el clientelismo: compraba a los adversarios políticos”.  Según Louemba, su hijo, Ali Bongo, era diferente: “Estaba en contra del diálogo, pensaba que podía conseguir cualquier cosa por la fuerza y la Policía”.

Sin esperanza de democracia

A diferencia del África anglófona, que goza actualmente de un clima político comparativamente estable, la democracia de estilo occidental no se ha afianzado en el África francófona. “En los países africanos francófonos existe la sensación de que los franceses siempre han estado del lado de los gobernantes, independientemente de su popularidad. Siempre hay una conexión muy fuerte entre Francia y el Gobierno que, en muchas ocasiones, no es muy amigo de su propio pueblo”, dice a DW el abogado senegalés de derechos humanos Ibrahima Kane, de la Fundación Open Society.

En Níger, donde los soldados desalojaron del poder al presidente Mohamed Bazoum, se produjo júbilo en las calles, al igual que en Gabón, lo que da una idea del descontento existente hacia los gobiernos elegidos democráticamente.

Por su parte, Ovigwe Eguegu, analista nigeriano especializado en gobernabilidad, afirma que los líderes elegidos en las antiguas colonias francesas han hecho poco por mejorar la vida de los ciudadanos. “Por eso, se producen estos golpes populistas. Porque son golpes populistas, hay que ser francos”, subraya a DW.

Según Eguegu, para la gente, los golpes de Estado supondrían una forma de “sacudir el sistema para ver si eso puede conducir a un resultado mucho mejor” que el obtenido en unas elecciones democráticas, aunque el experto destaca que el liderazgo militar rara vez ha mejorado la situación.

Bram Posthumus, periodista independiente que informa sobre África Occidental, lo expresa de forma más directa: “Una de las cosas que demuestran estos golpes de Estado sucesivos es que el experimento con la democracia de estilo occidental, al menos en el Sahel, ha sido un completo fracaso”, dice a DW.

Pobreza endémica

Algunos expertos también achacan los recientes golpes a la pobreza endémica en muchas antiguas colonias francesas. Hasta 2020, no se aprobó el tan esperado proyecto de ley que ratificaba el fin del franco CFA, moneda de África Occidental controlada por el Tesoro francés. Han tenido que pasar 75 años para que esto ocurriera. Además, Francia ha sido acusada de explotar los recursos naturales de estos países.

“La democracia no ha abordado ninguno de los problemas básicos de la gente, ya sea violencia, pobreza o falta de oportunidades económicas”, dice Posthumus. “Y estas juntas militares son  expertas en hacer creer a la gente que resolverán estos problemas. No lo harán”, sentencia.

Sentimiento antifrancés

Por otro lado, desde 2020, el sentimiento antifrancés parece haber desencadenado, o al menos contribuido a desencadenar, golpes de Estado en Burkina Faso, Guinea, Mali y, más recientemente, Níger.

El abogado senegalés de derechos humanos Ibrahima Kane, de la Open Society Foundation, asegura a DW que realmente hay deseos de buscar una ruptura con la supuesta influencia francesa.

“La percepción que los franceses tienen de nuestros ciudadanos nunca ha cambiado. Siempre nos han considerado ciudadanos de segunda clase. Siempre tratan a los africanos, sobre todo a los africanos francófonos, de una determinada manera”, afirma y agrega: “África occidental quiere que esta situación cambie”.

(ms/rml) 

DW – Alemania

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