El presidente de Chile, Gabriel Boric, respondió de manera contundente al consejero constitucional de derecha, Luis Silva, quien había expresado su admiración por Augusto Pinochet. Boric calificó a Pinochet como un dictador anti-democrático, responsable de violaciones a los derechos humanos, corrupción y cobardía al intentar evadir la justicia. El presidente dejó claro que Pinochet nunca fue un estadista. Las declaraciones de Silva generaron polémica en el país, y Boric no fue el único en cuestionarlas, otros miembros del gobierno también expresaron su rechazo.
Pinochet sigue siendo una figura divisiva en Chile, a casi 50 años del golpe militar. Según una encuesta reciente, un 36% de los chilenos considera que los militares tuvieron razón al derrocar al presidente Salvador Allende, lo cual representa un aumento significativo en comparación con estudios anteriores. Estos datos reflejan la división existente en el país respecto a la figura de Pinochet.
Las declaraciones de Luis Silva también generaron reacciones en el Parlamento, donde un grupo de diputados de izquierda presentó un proyecto de ley para penalizar la justificación de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el régimen militar.