El miércoles, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) dio luz verde a la séptima revisión del acuerdo ampliado bajo el Servicio Ampliado del Fondo (SAF) para la República Argentina. Esta aprobación implica un desembolso inmediato de US$4.700 millones, destinados a respaldar los “sólidos esfuerzos políticos” implementados por las nuevas autoridades gubernamentales.

El organismo internacional evaluó que los objetivos clave del programa hasta finales de diciembre de 2023 no se cumplieron debido a graves reveses en las políticas adoptadas. Esto condujo a la aprobación de exenciones de incumplimiento, destacándose la introducción de medidas temporales que resultaron en restricciones cambiarias y prácticas de moneda múltiple.

Kristalina Georgieva, presidenta del FMI, expresó su preocupación por los desequilibrios y distorsiones agravados en la economía argentina, atribuyéndolos a las políticas inconsistentes del gobierno anterior. Sin embargo, elogió las medidas audaces tomadas por la nueva administración para restaurar la estabilidad macroeconómica, a pesar de la difícil herencia de alta inflación, reservas agotadas y niveles elevados de pobreza.

El plan de estabilización busca establecer “un ancla fiscal fuerte”, poniendo fin a todo financiamiento del gobierno por parte del Banco Central. Se prevé un superávit fiscal primario del 2% del PIB en 2024, respaldado por impuestos temporales relacionados con importaciones, el fortalecimiento de los impuestos a los combustibles y la racionalización de subsidios a la energía y el transporte, así como la reducción de costos administrativos y políticas de menor prioridad.

Simultáneamente, se refuerza la asistencia social para apoyar a los sectores más vulnerables de la sociedad. La presidenta del FMI destacó la importancia de la eliminación progresiva de restricciones cambiarias y prácticas monetarias múltiples, así como la necesidad de desmantelar gradualmente las medidas de gestión de flujos de capital, según lo permitan las condiciones.

En relación con la política monetaria, se espera una evolución para respaldar la demanda de dinero y la desinflación. Se enfatizó la necesidad de una formulación de políticas ágil y una planificación de contingencias, con la posibilidad de medidas adicionales para garantizar los objetivos del programa y restaurar la estabilidad de manera duradera.