Antecedentes y evolución macroeconómica
- Al asumir el Gobierno, Argentina estaba inmersa en una crisis económica y social. Para 2019, nuestra economía se había contraído alrededor de 5% desde 2017 y la inflación anual había llegado a 53,8%. Nos enfrentábamos a una carga insostenible de deuda, un bajo nivel de reservas externas y acceso limitado a los mercados de capital. Es importante señalar que las condiciones sociales se habían deteriorado marcadamente: la pobreza superaba el 35%, el desempleo se aproximaba al 10% y los salarios reales habían disminuido más de 15% con respecto a los niveles de 2017.
- Menos de 100 días después de haber asumido funciones, la pandemia de Covid-19 agravó los desafíos que enfrentaba Argentina, pese a los importantes esfuerzos desplegados para salvaguardar la salud y el empleo. La economía se contrajo 9,9% en 2020 debido al lastre que el colapso del comercio mundial y las restricciones de movilidad impusieron sobre la demanda y la actividad. Los indicadores sociales se deterioraron aún más, y la pandemia afectó en especial a mujeres, niños y trabajadores no calificados del sector informal. En respuesta -y sobre la base de la ley de Solidaridad Social de diciembre de 2019 que buscaba sostener el consumo y los ingresos, sobre todo de las personas en situación de pobreza- en 2020 se movilizaron cuantiosos recursos fiscales para proteger a hogares y empresas de los efectos adversos de la pandemia. El apoyo para hacer frente a la Covid se canalizó mediante asignaciones y bonificaciones excepcionales, un nuevo mecanismo de ingreso familiar de emergencia para trabajadores informales, ayudas salariales y la reducción de las contribuciones de seguridad social a cargo de los empleadores. También se expidieron regulaciones para salvaguardar el empleo.
- Al mismo tiempo, tomamos medidas decisivas para afianzar la sostenibilidad de la deuda. En septiembre de 2020 logramos reestructurar más de US$ 82.000 millones de deuda en moneda extranjera frente a tenedores privados de bonos, con una tasa de participación superior al 99%, lo cual permitió obtener un alivio de flujo de efectivo de más de US$ 35.000 millones durante 2020–30. Por otro lado, respaldamos los esfuerzos de los gobiernos de provincias para reestructurar US$ 13.000 millones de deuda en moneda extranjera, lo que arrojó un alivio adicional de flujos de efectivo de US$ 6.500 millones durante 2020–27. Cabe destacar que una de las prioridades clave fue reconstruir el mercado de deuda pública en pesos.
Luego, el Gobierno repasa otras acciones tomadas adelante ante el contexto pandémco y señala que “nuestros esfuerzos están empezando a rendir frutos, y la economía creció más de 10% en 2021, registrándose importantes avances en cuanto a los principales resultados macroeconómicos y sociales”.
Entre los datos destacados, están los siguentes:
- La economía creció más de 10% en 2021, recuperando con creces el terreno perdido en 2020.
- Los desequilibrios fiscales se redujeron, al tiempo que se protegió el gasto prioritario social y en infraestructura.
- Se está afianzando el mercado interno de bonos públicos.
- El superávit comercial casi alcanzó un máximo histórico de US$ 15.000 millones.
- Las condiciones sociales están mejorando gradualmente.
Pese a esos avances, aún existen importantes desafíos económicos y sociales, dice el Gobierno.
El principal es que es “necesario apuntalar la estabilidad macroeconómica”. Así dice el memo: “La persistente inflación elevada sigue siendo un problema, y las reservas externas están en niveles bajos. El nivel general de inflación subió a 50,9%, en cifras interanuales, a finales de 2021, frente a 36,1% al final de 2020, debido a una combinación de mayores precios internacionales de las materias primas, aumento de la demanda interna y dificultades a la hora de anclar las expectativas inflacionarias. Se necesitan más medidas para mejorar las finanzas públicas, depender menos del financiamiento monetario y ampliar la cobertura de las reservas, garantizando a la vez la competitividad del tipo de cambio real”.
Marco de políticas y programa económico 2022–24
“Ante estos desafíos, nuestros principales objetivos son mantener la recuperación económica y social en curso, y al mismo tiempo reforzar la estabilidad y comenzar a abordar los desafíos para sustentar el crecimiento”, señalan el borrador.
Para ello, dice que es necesario implementar iniciativas y políticas a medida que reflejen las particularidades de la estructura económica y social local:
- Mejorar gradualmente y de manera sostenible las finanzas públicas para asegurar la sostenibilidad de la deuda sin comprometer la recuperación, implementando, al mismo tiempo, políticas públicas para reducir las profundas brechas sociales y de infraestructura.
- Reducir de forma duradera la persistente inflación elevada mediante una estrategia de varios frentes, que incluya una combinación de políticas fiscales, monetarias y de precios e ingresos.
- Fortalecer la resiliencia externa y los colchones de reservas mediante políticas que respalden los superávits comerciales, impulsen las exportaciones netas y las entradas de capitales a largo plazo, y preparen el terreno para un retorno a los mercados internacionales de capital en su debido momento.
- Mejorar la sostenibilidad del crecimiento, mediante reformas orientadas a movilizar el ahorro interno, reforzar la eficacia de la inversión pública en infraestructura e innovación, e impulsar el desarrollo de sectores de bienes transables estratégicos.