El gobierno de Donald Trump envió a Robert Gaverick, subsecretario de Política y Negociaciones Comerciales de la Casa Blanca, a la Argentina con el objetivo de avanzar en negociaciones bilaterales sobre aranceles. La visita, mantenida en reserva y realizada hace diez días, incluyó reuniones con funcionarios del Ejecutivo nacional y empresarios del sector privado.
El foco principal del viaje fue monitorear el cumplimiento de una serie de medidas exigidas por Washington, que permitirían flexibilizar los aranceles recíprocos del 10% que pesan actualmente sobre los productos argentinos. Según una fuente del sector privado que participó en los encuentros, Argentina y Estados Unidos estarían negociando una desgravación mutua de aranceles para al menos 50 productos, bajando a cero el costo de ingreso para ambas partes. Esta propuesta ya recibió el visto bueno del Mercosur durante la reciente cumbre de cancilleres realizada en el Palacio San Martín, donde se amplió temporalmente la lista de excepciones al Arancel Externo Común de 100 a 150 productos.
A pesar de que los aranceles impuestos por Trump cuentan con una pausa de 90 días, el piso impositivo se mantiene y los productos argentinos ya están siendo gravados al doble de lo habitual para ingresar al mercado estadounidense. Exportaciones clave como alimentos, productos vegetales y químicos enfrentan aumentos arancelarios de hasta diez veces respecto a lo habitual.
Pero las exigencias de Gaverick fueron más allá. El funcionario también presentó un paquete de 16 reformas estructurales, entre ellas: revisión de restricciones a las importaciones, acceso a divisas para importadores, reducción de barreras no arancelarias, eliminación de controles aduaneros, mayor transparencia en licencias, reapertura del mercado para ganado en pie, fortalecimiento de los derechos de propiedad intelectual, desregulación del sector audiovisual y TIC, y formalización de la economía informal.
Según declaró el presidente Javier Milei, su gobierno ya cumplió con 9 de los 16 requerimientos. La visita también sirvió para tomar el pulso de la relación bilateral entre Argentina y China, una preocupación constante para Estados Unidos en el marco de su guerra comercial con el gigante asiático. En esa línea, Gaverick actuó en sintonía con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el jefe del Comando Sur, Alvin Hosley, quienes también manifestaron inquietud por la creciente influencia de Pekín en Sudamérica.